LXIV

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La mañana llegó en casa de Javier y Miguel fue el que despertó primero, llevándose una sorpresa. Este se encontraba solamente en ropa interior, cubierto por unas sábanas y sobre la cama de alguien ajeno.

Intentaba reconocer sus alrededores, solo que antes entraron sus dos amigos al dormitorio.

—¡Oigan! —se quejó sujetando las cobijas contra su cuerpo—. ¿¡Podrían avisar si hacen eso!?

—We are sorry, Miguel, but it's nothing Javier hasn't already seen —contestó Andrés, sentándose a la orilla del colchón.
"Lo sentimos, Miguel, pero no es nada que Javier no haya visto ya."

—¡Cállate! —le regañó el pelinegro al anterior.

—Sinceramente no entendí ni una palabra de lo que dijiste, Andrés; no hablo tan fluido tu idioma —explicó.

—No le hagas caso, Mike —habló otra vez Trollino—. Vine a levantarte para que desayunaras algo.

—Me duele mucho la cabeza y casi no recuerdo nada de anoche —comentó el de ojos grises.

—Ya hablaremos de eso, no te preocupes —le facilitó su ropa al otro—. Puedes ir a la cocina en cuanto termines.

—Gracias —mencionó y agarró las prendas.

El de ojos azules, junto con el acompañante, salieron, dejando bastante pensativo a Mike.

[...]

Luego de un rato, el rubio bajó las escaleras hacia el espacio mencionado con anterioridad. Ya ahí, se le recibió con alimentos que hace mucho no comía.

—Sparta y yo te preparamos unos waffles —dijo Javier—. Si no mal recuerdo, son tus favoritos.

—Ehh, sí —tomó asiento el que llegó—. ¿Cómo es que ya le dices "Sparta"? —inquirió.

—No queremos amargar tu desayuno, así que mejor come primero —se recomendó.

El que estaba siendo atendido no formuló ni una palabra más, entonces hizo caso a su amigo, empezando a ingerir lo que se le había preparado.

Al terminar, los tres fueron a sentarse en los sillones de la sala, para que el mayor del trío fuera el que iniciara la conversación.

—Ahora podemos explicar lo que pasó anoche.

—Por favor, porque hasta este momento no estoy entendiendo nada —enunció Miguel, cruzado de brazos.

—Creo que es mejor empezar con lo fuerte.

—¿Lo fuerte?

—Antes de que digas nada... Mike —el pelinegro vió al nombrado—, juro que no tenía esa intención; créeme.

—Solo me asustan más.

Well, tú y Trolli durmieron en la misma cama —anunció el extranjero.
"Bueno."

—Eso ya lo sé. ¿Cómo explicas que desperté ahí, genio?

—Hablo que no parabas de gritar, ¿Entiendes?

—¿Gritar? ¿Por la fiesta o algo así?

—¡Mike! ¡Tú y yo tuvimos relaciones! ¡Me acosté contigo porque alucinaste! —confesó desesperado Javier.

—No quería decirlo así, pero creo que está bien —quiso suavizar Andrés.

—No... No, no, no, ¡Yo no hice eso! ¿¡Qué te pasa!? —regañó el de ojos grises—. Y-yo... Yo solo he estado con Ari.

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora