Historia Secundaria (IV)

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Cuando las clases en la Institución finalizaron, Ela salió y encontró a Jayden afuera, esperando por su pareja. Se le hizo muy extraño, ya que según ella, Ari no se había presentado. Cabe destacar que una pelirroja estaba al lado del de ojos azules.

La curiosidad venció a la pelicastaña, así que se acercó al extranjero y habló con él.

—¿Hola? —enunció la menor acercándose lentamente—. ¿T-tú eres a-algo de Ari? —preguntó con miedo.

Ambos amigos vieron a Daniela y a esta le dió más miedo.

—Who are you? —inquirió el extranjero.
"¿Quién eres?"

—Ho-hola, otra vez... M-me llamo Daniela, o Ela, c-como quiera usted, jeje —rió nerviosa.

—Hola, me llamo Lillian —se presentó la de ojos negros—. ¿Necesitas algo?

—Este...¡Sí! S-sí, necesito saber algo sobre A-Ari.

—¿Qué pasó con él? ¿Se metió en alguno problema? —cuestionó el rubio.

—E-es que... Ni siquiera se metió a la Universidad.

—¿Cómo? Si nosotros mismos lo trajimos —se extrañó la más grande.

—N-no lo sé; nadie lo vió.

—Veamos si regreso a casa —sugirió Jayden.

Lillian y él agradecieron el aviso, para después irse al hogar del castaño oscuro.

[...]

Los dos mencionados con anterioridad ingresaron al domicilio de quien buscaban y fácilmente lo encontraron en la cocina. Se veía muy tranquilo como para no haber entrado a la escuela.

—Babe? What are you doing here? —preguntó el de ojos azules a su pareja.
"¿Bebé? ¿Qué estás haciendo aquí?"

—Oh, es que me sentí mal y... Pedí que me mandaran a casa —formulaba su respuesta algo nervioso—. M-mis padres estuvieron de acuerdo.

—¿Y por qué no nos avisaste? —interfirió la pelirroja.

—P-porque no lo creí necesario. I'm sorry.
"Lo siento."

Don't worry, honey —sonrió Jayden y fue a abrazar al otro—. Yo soy feliz sabiendo que estás bien —depositó un beso en su frente.
"No te preocupes, amor."

—Sí, jeje, muy... Muy bien —afirmaba aún recordando lo vivido en la escuela.

Su amiga se cruzó de brazos mientras los observaba con una sonrisa en la cara, pero se preocupaba internamente por el maquillaje que su amigo se había colocado en el cuello. Lo sabía por la diferencia de tonos entre su piel de la cara y la piel de la otra zona.

[...]

Lo que quedó de esa semana, más la que seguía, Trollino continuaba con los abusos hacia el de ojos heterocromáticos y cada vez se hacía más imposible esconder las pruebas.

En cada ocasión que Jayden preguntaba al pelicastaño que le había pasado, este ponía un montón de excusas baratas:

"Me caí."

"Estaban mojadas las escaleras y resbalé."

"Un compañero abrió la puerta del salón, no me fijé y me golpeé."

"Mis compañeros jugaban fútbol y por accidente me pegaron."

"Hubo una riña y soltaron un golpe sin pensar."

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora