III

1.6K 123 393
                                    

Al día siguiente, Mike faltó a la escuela, no quería ver al pelinegro y mucho menos a la de cabellos castaños.

Ya de por sí, Ela le había fastidiado por lo curiosa que era. Trollino le había fastidiado por el hecho de que quería conocerla, le molestaba la idea de que ellos se enamoraran, debía contrarrestar y pronto.

Su mañana pasó de la forma más normal y rutinaria posible, solo se levantó de la cama, se lavó las manos, desayunó, se duchó y mientras estaba escogiendo su ropa, el timbre de su celular sonó.

El rubio dejó lo que estaba haciendo y tomó el aparato en sus manos, leyendo en la pantalla:

Trolli 💘
¿Por qué no viniste, Mike?

Se quejó pero abrió el mensaje para contestarle:

Mike
Porque me siento mal

Trolli 💘
¿Qué tienes? ¿Quieres que pase a
verte a tu casa?

Mike
No, ni te preocupes, no es nada

Trolli 💘
¿Seguro?

Mike
Que si, adiós.

Con eso, Mike cerró el chat de su amigo y siguió buscando su ropa para vestirse.

Al salir del baño, volvió a leer en la pantalla:

Trolli 💘
Voy para allá y más te vale abrirme
la puerta

Mike maldijo en silencio, pero al parecer no le quedaba opción.

Mike
Ajá

Bajó a la sala, tomó su mochila y fue a la mesa de la cocina a hacer algunos apuntes que le faltaban.
Minutos después, tocaron a su puerta y él, sin mucho ánimo pero a la vez ansioso, abrió.

—Hola Trolli —murmuró hacia el pelinegro.

—Hola Mike —contestó—, ¿Me vas a dejar pasar?

—No tengo opción —enunció entrando para dejarlo pasar a él.

Ya ambos dentro, Trollino volvió a hablar.

—¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?

—Nada.

—Mike, te conozco.

—Si me conoces, deberías saber que tengo.

—Soy tu amigo, no un adivino.

—¿A qué viniste? ¿A molestar nada más?

—Vine a verte.

—Ya me viste, ya te puedes ir —replicó para abrazarse y caminar a la cocina nuevamente.

—¡Miguel! —gritó para detenerlo agarrándolo del hombro y haciendo que volteara.

—¿Q-qué? —sollozó al mismo tiempo que lo veía y las lágrimas empezaban a caer.

—Oye, ¿Qué tienes? —se estremeció al verlo así y lo sujetó por ambos hombros.

—N-nada —tartamudeó con ganas de zafarse—, déjame.

Trollino se quedó en pánico al ver a su amigo llorar por primera vez, nunca lo vió así y no supo reaccionar. Lo mejor que pudo hacer fue abrazarlo.

—Mike, no sé que tienes o que te pasa, pero sabes que aquí estoy para ti, ¿Por qué te complicas la vida? —susurró en su oído mientras pasaba suavemente su mano por su espalda.

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora