Cody
¿Qué carajos está pasando?
¿Qué jodida mierda acabo de hacer?
¡Todo esta tan mal, pero se siente tan bien!
Detengo mis manos alejándolas del cuerpo curvilíneo y femenino de Ada Floyd.
Trago saliva con fuerzas, encontrando mi mirada sobre sus ojos, y sé que ella tampoco está tomando decisiones sabias, dado que, ella es totalmente esto: «Malas decisiones».
Ada es impulsiva, y es valiente, pero, siempre está tomando caminos incorrectos, y no puedo quedarme marcado como una mala decisión en su vida.
Me niego a eso con tanto ahínco que podría sollozar de la frustración en este instante.
Estoy cavando mi propia tumba, ya que, de lejos estoy siendo razonable. Al menos no, cuando sus ojos marrones me arrastran como un maldito perro moribundo hacia dónde me ordene.
Yo sin duda, me encuentro realmente perdido. Estoy en un punto intermedio entre la locura y la cordura.
¡Ostras!, es que después de escuchar esas palabras tentativas salir de sus labios tenía que haber corrido como un maldito delincuente despavorido a una dirección contraria de la suya por estar a punto de ser atrapado, pero, no.
Yo hice todo lo contrario porque un segundo más tarde había saltado al vacío por esa sonrisa traviesa y esos ojos prometiendo adrenalina.
Ahora estoy tan cerca de sus labios envueltos por ese labial que debería llamarse perdición con mis dedos picando con tortura por querer volver a aferrarme a su piel.
¡Oh, Cristo! a esa hermosa piel de porcelana.
La sensación en cada parte de mi cuerpo está gritando desvaríos, pero, sobre todo está más que encantado con la situación.
¡Joder! Y creo que los ángeles cantan un milagro para mí cuando la voz de Phineas se cuela por encima del ambiente del sótano, ya que, aparece salvando mi trasero de la furia de mi mejor amigo, dado que, no estaba sucediendo nada bueno entre Ada y yo.
Simplemente no puedo quebrantar las promesas hacia Theo. No cuando he rechazado la oportunidad que me dio hace meses antes —o más bien, la confianza que me brindo—, y que estoy llevando al carajo con su hermanita sobre mí moliéndose en mi maldita polla.
¡Oh, señor divino! ¡Oh, señor divino! ¡Sobre todo con mis labios sobre su cuello!
La carcajada de Phineas me petrifica tanto que de un solo movimiento dejo a Ada sentada a mi lado, y escapo hacia el minibar.
Lo suficiente lejos para ser considerado un santo, pero, sigo estando de acuerdo en que he cometido tantas cosas con ella que no debería ni sentirme aliviado de aparentar que hace un minuto no estaba usurpando sus deseos porque sin duda no soy yo un candidato para besar, no es a mí a quién podría follarse como quisiese.
Todo es un rotundo «No» cuando se trata de Ada Floyd.
Somos diferentes en todos los aspectos, y solo sería un idiota con pensamientos ilusivos si sigo allí con ella; o más bien con ella sobre mí intentando lo que sea que parecía suceder allí.
Cuando giro mi cabeza sobre mi hombro para ajustar mi campo de visión; me encuentro con sus ojos sobre mí. Esta respirando con fuerzas, en tanto, sus manos se encuentran sobre sus muslos desnudos y su corazón esta agitado.
Desde aquí puedo ver como sus hombros se desplazan de arriba hacia abajo en ritmos elevados, y al mismo tiempo, la cabeza pelinegra de Nick Devon se asoma al pie de las escaleras que dan al sótano, y eso me hace notar un pinchazo de molestia y más, como también, es un maldito anuncio parlante de que la burbuja que Ada y yo estábamos teniendo se ha acabado con su insólita presencia.
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«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©
RomanceTodos contamos con alguna debilidad. Para Cody Coleman es una chica, pero, no cualquiera, sino la hermana de su mejor amigo. Ada Floyd detesta a los playboys, detesta a los idiotas, y en su pirámide de odio, Cody Coleman tiene el primer puesto. ¿Qué...