Ada
Siempre creí que acabaría con un chico malo. Y eso es porque siempre tuve una debilidad por ellos.
No obstante, deseché esa idea en el momento exacto en que conocí a Cody Coleman hace tres años en Delta Delta Kappa, a la luz de la luna en el jardín trasero cuando su presencia me eclipso totalmente.
Desde sus ojos oscuros traviesos hasta su peculiar manera de expresarse, con tanta elegancia que supe que no era un chico de Brooklyn, muchos menos del Bronx, y esa brisa refrescante que resplandecía en él esa noche me cegó y caí.
Entonces, claro que me importo su aroma a Savauge Dior, y su elocuente manera de alabar al equipo de hockey casi tanto como yo lo hice en primera instancia porque sabía que él era un peligro para mí por lo mucho que me gusto, y lo que quería de él.
Solo pude sonreír y ser la chica de pie con un bonito vestido y un vaso de cerveza en su mano, así que, cuando espere más de él, su imagen se arruino, lo hizo al instante en que abrió su boca y escupió estupidez y media sobre mí, y entonces, lo supe.
Descubrí que Cody Coleman me estaba matando lentamente, así que, los demonios dentro de mí estallaron en dardos hacia él para patear su trasero de niño rico, y fue así como me devolvió todo a través de sus ángeles internos en respuesta a mis tretas.
Pero, desde hace semanas atrás estoy volviendo a sentir esa emoción de la primera vez que lo conocí, y bueno, puede que realmente nunca haya dejado que se apagara, y quizás es porque él sigue mirando hacia arriba y sonriendo como un maldito demonio atractivo logrando que mi cuerpo experimente cosas inauditas, y crueles, y malditamente ardientes.
Por tanto, mi creciente gusto por Cody Coleman se volvió un enamoramiento tonto disfrazado de odio. Y he aceptado aquello, quizás, fue cuando subí al escenario a cantar para él o probablemente cuando baje de la tarima en busca de él, pero, de que di sentenciado aquello lo hice.
Y es por ello, que me encuentro sentada en mi mesa de descanso favorita tecleando en mi portátil de manera frenética dejando fluir la inspiración que Cody causa en mí.
Realmente, no me importa desafiar a mi hermano para conseguir a Cody. Porque sé que puedo perder todo, y no tendría ni una pizca de culpa por ello, y sé que todo se puede venir abajo, y sigo sin preocuparme, pero, lo que no puedo dejar pasar es perderlo a él, todo menos a él.
Vislumbro la última frase que he escrito sobre la hoja de Word, y sonrío por ello.
«Y a Conrad no le importaban las consecuencias, de hecho, estaba feliz de enfrentarlas porque por fin tenía lo que siempre había querido, y eso era el amor de Lana. El chico de mejillas sonrojadas causante de las bromas vecinales había soltado su corazón para la dulce niña de la esquina hace mucho tiempo, y justo ahora, ella se lo estaba devolviendo con la certeza de que siente lo mismo. Entonces, Conrad lo supo. Él se había enamorado primero, pero, ella más fuerte».
—Eso que veo, ¿es lo que creo que es? —pregunta una voz masculina sobre mi hombro.
Alzo mi mentón y cierro la pantalla de la portátil de prisa, y un segundo después soy capaz de observar los ojos verdes de Nick delante mí.
—¿Has pensado seriamente en que puedes matar a alguien si sigues apareciéndote así? —le pregunto, frunciendo el ceño y obviando el hecho de que acaba de ver mi manuscrito terminado.
—De hecho, me planeo matar a alguien del susto. —suelta en sarcasmo, y ruedo mis ojos.
—Olvídate de lo que acabas de ver. —pronuncio. —Enserio, Nick. No quiero tener tu trasero molesto y curioso sobre esto. Aún no está terminado.
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«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©
RomanceTodos contamos con alguna debilidad. Para Cody Coleman es una chica, pero, no cualquiera, sino la hermana de su mejor amigo. Ada Floyd detesta a los playboys, detesta a los idiotas, y en su pirámide de odio, Cody Coleman tiene el primer puesto. ¿Qué...