Ada
La primera vez que sentí conexión con el hockey tenía solo seis años, y Theo estaba sobre el hielo mostrándome los trucos nuevos que había aprendido.
Desde entonces, no miré atrás nunca más, y solo avance con ese deporte incrustado conmigo como una segunda piel porque mi atención fue cautivada por cada estrategia de juego que pude ver a esa edad, y olvídate de algo más —a parte del hockey y la escritura— que me pudiera interesar porque hasta hoy pienso que no existe.
Empecé a apoyar a mi hermano en cada juego, y unos años más tarde me volví una experta en seguir el juego, por ende, es imposible que no me veas lanzar gritos de desesperación en este partido que está siendo una batalla difícil.
—¿Por qué demonios no se está moviendo? —exclama con furia, Phineas. Pronto, lo observo levantarse de su asiento, en tanto, agita su puño. —¡Ojos en el disco, Jonas! ¡Mierda, vamos, muévete!
Jonas agita su cabeza, y se lanza en sus patines con velocidad intentando alcanzar el disco en posesión de un tipo de Pace, pero, falla en ello, aun así, quién recupera ventaja en nuestro hielo es Neal Cameron que, si logro robar el puck, y patina con rapidez que pronto es una mancha borrosa en el hielo, y hace un bonito giro alrededor de la red, dónde es acorralado, no obstante, logra lanzar un pase hacia Sídney, y este termina anotando haciendo que el timbre resuene en nuestro lado.
El tiempo ha acabado y el marcador nos ha dejado empatados.
—¿Es normal estar tan nerviosa? —pregunto a mi lado. Enseguida, Cody deja su mano sobre la mía, y las entrelaza. —Cinco minutos. Todo puede cambiar en ese tiempo. —susurro con la voz temblorosa.
—Ellos pueden hacer lo imposible, Ada. —susurra Cody sobre mi oído. Luego, me muestra su sonrisa de confianza, y eso me calma casi por completo. —No te preocupes aún. El novato está dándolo todo, jamás había visto a alguien así de bueno.
—Eso es porque no te has visto como yo solía verte cuando jugabas. —sonrío hacia él. Por un momento, creo que lo he arruinado todo, pero, Cody me hace saber que no es así cuando asiente con tranquilidad.
—Desearía poder verme como tú me ves. —enuncia con la voz ronca. —Porque, aunque ahora sé que soy genial en cada cosa que hago, siempre querré descubrir que es lo que encuentran tus ojos cada vez que me miran que parecen brillar. —murmura.
—Algún día te diré que es eso que veo en ti. —sonrío de lado, y Cody suelta una risa por lo bajo.
La bocina de la arena vibra con inquietud cuando anuncian el comienzo del tiempo extra. Poco después, el silbato estalla en el silencio temporal de la pista provocando así que, la tribuna que apoya a nuestro campus lance gritos de emoción.
Me presiono con fuerza contra mi asiento, y mis ojos se enfocan en cada movimiento que sucede en este instante, y mi respiración se acelera cuando Theo pierde el disco a mitad de la pista haciendo que Wilson suelte un jadeo sorpresivo que la hace alzarse un poco de su asiento.
—¡Vamos, Theo! ¡Regresa allí, tú puedes! —exclama, Josephine agitando su banderín.
El puck está resbalando por todo el hielo haciendo que el equipo defensa de Pace vaya detrás de este. Un segundo después, el número treinta de la universidad contraria sostiene el disco dándole un empujón hacia nuestra maldita zona de anotación.
Bart se lanza sobre el disco en movimiento, y cae contra el hielo con su mano apretada contra su pecho.
—¡No anotaron! ¡No fue anotación! ¡Bart lo ha atrapado! —giro sobre mi cabeza mirando como Avery Sparks está de pie agitando sus manos.
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«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©
RomanceTodos contamos con alguna debilidad. Para Cody Coleman es una chica, pero, no cualquiera, sino la hermana de su mejor amigo. Ada Floyd detesta a los playboys, detesta a los idiotas, y en su pirámide de odio, Cody Coleman tiene el primer puesto. ¿Qué...