Ada
La sensación inquietante de nerviosismo no desaparece de mi pecho, no obstante, el hecho de que Cody tenga su mano entrelazada con la mía me hace conseguir paz. Solo entonces, puedo sonreír hacia él cuando abre la puerta para mí, y nos encaminamos hacia dentro de Brinstock's.
Y, créanme que no me van a alcanzar las vidas necesarias para mencionar que los niños pijos de Manhattan les encanta la extravagancia porque tienen un maldito coro de instrumental acaparando el centro del lugar. Es decir, tienen al violinista, pianista, y más, e inclusive me atrevo a decir que podrían ser de una banda de sinfónica.
El tono dorado y marrón oscuro que decoran el bar le dan un ambiente elegante, sobre todo, la impresionante repisa de bebidas que se asemeja a un elevador a punto de despegar. Y, las lamparillas en luz sepia lo hacen acogedor, de cierta manera, así que, trago saliva con fuerza, y alzo mi mentón porque soy malditamente increíble, y nadie puede decir lo contrario.
—Te prometo que no nos quedaremos por mucho. —me asegura, Cody dejando un beso suave y cálido sobre mi hombro. —Luces preciosísima, Cherry. —alude con honestidad mientras su manos se posicionan en mi cintura por unos cuántos segundos.
El aroma a Sauvage Dior pica en mi nariz, pero, se ha vuelto mi favorito porque es un indicativo de que Cody está cerca. Entonces, él menciona algo sobre mi oído que se queda opacado por el chillido del violín con violencia que parece estar a punto de estallar en el lugar.
Sin duda, están tocando las canciones con sentimientos.
Ruedo los ojos divertida cuando Cody suelta un resoplido por haber sido silenciado por la instrumental, no obstante, al momento en que fija su mirada nuevamente en mí parece haber absorbido todo y dejarlo fuera porque solo se concentra en mí, y mentiría si dijera que eso no me fascina.
—Ahora, entiendo la emoción de Chuck sobre está noche. —escucho que una voz femenina menciona interrumpiendo el momento.
Por tanto, alzo mi mirada encontrando a Rebecca Pulman en un vestido de diseñador.
—Más bien diría inquietante. —arrulla divertido Blake Carter, y se posiciona detrás de su reina. —Es bueno verte, Coleman, así podrás, quitarnos el aburrimiento con tu participación en los juegos. Siempre es divertidísimo contigo. —agrega.
—Lamento decepcionarte, Blake. —delinea, Cody con fingida tristeza. —Pero, es mi última noche aquí. He retirado mi membresía del club dorado. —añade, y Pulman sonríe de una manera divertida, y casi siniestra.
—Supongo que eso se debe a ti, pequeña roedora. —me mira Blake, y pronto, Cody está delante de mí soltando un resoplido molesto.
—Cuida tu maldita lengua, Carter porque no me va a importar ni un carajo quién eres, o quién sea tu padre, si te atreves a meterte con ella. —advierte mi novio, y enseguida coloco mi mano sobre sus omóplatos sintiendo como intenta respirar con calma.
—¿Te salieron agallas, MacQuoid? —pregunta, Blake, y su novia rubia está sonriendo nuevamente. Maldita arpía. —Te concederé una salida fácil ahora, solo por los viejos tiempos. No me hables así una próxima vez porque sabes muy bien que tan perverso puedo ser, Harrison. —agrega, y Pulman muerde su labio inferior mientras sostiene el brazo de su príncipe encantador.
—Fue un gusto charlar con ustedes. —comenta, Rebecca, alzando su mano para estrecharla conmigo.
Me acerco hacia ella, y dejo mis manos sobre sus antebrazos empujándola hacia mí como si le fuera a dar un abrazo.
—Escucha bien Barbie malvada no me das miedo. Ni tú, ni Ken, así que, si no quieres que saqué mi lado víbora saldrás de mi vista ahora porque si bien es cierto tú tienes tu lado perra potenciado, imagínate que yo tengo el doble. No estoy sola, y puedo darte pelea. Ahora sonríe, bruja. —pronuncio en el tono más letal que puedo dar.
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«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©
RomanceTodos contamos con alguna debilidad. Para Cody Coleman es una chica, pero, no cualquiera, sino la hermana de su mejor amigo. Ada Floyd detesta a los playboys, detesta a los idiotas, y en su pirámide de odio, Cody Coleman tiene el primer puesto. ¿Qué...