Capítulo 56: Siempre cuidaré de ti.

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Cody

Hay algo inquietante con la forma en la que pienso acerca de ese "primer respiro" que tomo para llenar mis pulmones, tan pronto, me despierto y soy consciente de que un día nuevo ha llegado. Y, eso se debe a mi estado intermitente de alerta de despertar uno de estos días, y descubrir que he estado soñando y nada de lo que ha pasado en los últimos meses es real. Por ello, desde hace un par de días he conseguido ajustar una rutina.

Al momento en que abro mis ojos busco el porta-retrato de mi mesita de noche, dónde, descansa el dibujo que realice después de llegar del cementerio al ático del Plaza Hotel porque aquello es una muestra notable de que la caja de Pandora ha acabado, y que he hecho las paces con mi propio remordimiento, por ende, cuando el sol me da en la cara esta mañana, y me despierto, giro sobre mi eje para encontrar el dibujo.

El recuerdo de haberlo hecho entre lágrimas me llega enseguida, y, por consiguiente, lo tomo entre mis manos, y desplazo mi dedo pulgar sobre el borde del cristal que protege al dibujo. Los trazos que hice formaron un fondo celeste similar a un cielo brillante, y en el lado izquierdo hay una cigüeña cargando a un bebé sonriente que estira una de sus manos fuera del pañuelo de estampados que lo cubre para de esa manera enviar una ráfaga de arcoíris desde el cielo a la tierra.

Aun siento un puñado de tristeza por mi hijo, y quizás, siempre lo sienta porque un pérdida jamás se olvida, y tampoco se deja de sentir, no obstante, sí que se aprende a vivir con ello, es por eso que cuando el sonido de mi teléfono se filtra en el ambiente tomo una exhalación fuerte que me hace parpadear para recomponerme, y enseguida, dejo el porta-retrato de regreso a la mesita de noche, y pronto, sostengo, el dispositivo con un mensaje flotante en la pantalla.

'π'Neas Hudson🗽🌊: "¿Ya estás despierto, Ricky Ricón?

Pdta. Te estoy esperando en la entrada de la arena, será mejor que no lo hayas olvidado.

Pdta. de la Pdta. ¡Es importante que estés aquí, Coleman!

Pdta. de la Pata de la Pdta. ¡Mueve tu jodido trasero, ya!

Suelto una risa por la forma en la que ya se está desesperando porque aún no estoy en la pista de hockey.

Mi mejor amigo Phineas se vuelve un poco frenético cuando las cosas no se hacen de forma puntual o cómo él espera que se hagan, es como si fuera a explotar por ello.

Yo: "Estoy a cinco minutos, hombre. Guarda la calma".

Pdta. ¡Deja de tomar demasiado Adderall! ¡Me vuelves loco!

Salto de la cama con prisa, y correteo hacia mi armario, de allí saco unos vaqueros sencillos y una camiseta, por consiguiente, me encamino hacia la habitación del baño, y a velocidad de la luz me doy una ducha que me haga mantenerme despierto en la tradición de tercer año del equipo de hockey, que aunque ya no formo parte de este, mis amigos insistieron en que era necesario que fuera.

✏️📚

Cuando logro llegar a la entrada de la arena me encuentro a Phineas quién tiene una mirada espesa que dirige hacia mí, y por la forma en la que sus manos se aferran a su camiseta una y otra vez puedo notar que ha tomado al menos tres vasos de café esta mañana.

—¡JA! ¡Cinco minutos, mi trasero! —lo escucho balbucear, así que, le doy mi mejor sonrisa de disculpa, y me encamino hacia él.

—No tengo la culpa de que las calles de Manhattan sean un auténtico infierno de tránsito. —me excuso tras una mentira.

«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora