Epílogo

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Ada

Un sonido hueco y profundo me despierta de mi profundo sueño, así que, tan pronto, abro mis ojos, lanzo parpadeos al azar con rapidez para aclarar mi visión.

El corazón se me sobresalta con el pánico corriendo por mi anatomía cuando en mis oídos se cuela una cacofonía de gruñidos y un poco de llanto que viene desde la planta baja de mi casa, por ende, con todo el terror arañando mi corazón, y mis nervios, me muevo sobre mi cama hasta que me giro, y me encuentro con la mirada preocupada de Cody, entonces, él me pide que me quede en silencio.

—Iré a revisar, no te muevas de aquí. —menciona con la voz ronca. Trago saliva con fuerza. —Enserio, Ada. Si no vuelvo en diez minutos, llama a la policía.

Niego frenéticamente hacia él, y deslizo mi mano izquierda sobre su pecho.

—Quiero ir contigo. No me dejes aquí. —susurro, y entonces, él suspira llevando su mano derecha a mi mejilla.

Esa caricia logra calmarme un poco, aun así, sigo en contra de que él salga de esta habitación.

—Cristo, solo... quédate detrás de mí, y si algo pasa, solo vete, Ada. —me pide, y asiento a regañadientes.

Por consiguiente, me deslizo fuera de mi cama junto a Cody, y enseguida, tomo mi teléfono junto a mí. Luego, me coloco mis pantuflas de conejo, y un abrigo por encima de mi pijama.

Cody me observa con cuidado, y es el primero en caminar hacia la puerta, unos minutos más tarde, estamos desplegándonos fuera de mi habitación. Lo único que logro ver cuando cruzamos el pasillo es la espalda desnuda de Cody.

Enciendo la pantalla de mi teléfono, y dígito el número de emergencias, solo así suelto un respiro más reconfortante porque si algo sucede, mi único objetivo será presionar el icono de llamada.

Los pasos de Cody y míos son livianos para no alertar a quien sea que esté en mi casa haciendo un desastre en la primera planta.

Mi novio se mantiene al pie de las escaleras después de cruzar el pasillo, entonces, me percato de cómo realiza una inspección rápida por el lugar.

La espalda de Cody me cubre la vista, aun así, soy capaz de distinguir que la luz de la entrada y de la sala de estar, están encendidas.

—¿Theo? —pregunto finalmente cuando me asomo por las escaleras, y saliendo de mi escondite detrás de Cody, por ello, comienzo a bajar los escalones de uno a uno.

Cody suelta una maldición detrás de mí, y tira de mi mano para hacerme retroceder, por ende, mi espalda choca contra su pecho.

—Mierda, Ada. —sisea en mi oído. —No puedes hacer algo como eso. No sabemos si es realmente tu hermano. —me regaña.

Alzo mi mirada hacia él, y su rostro demanda preocupación y cabreo por mi acción.

Deslizo una sonrisa titubeante y asiento.

—Detrás de mí, y no seas obstinida, Cherry. —añade, mi novio.

Pronto, ambos escuchamos una maldición saliendo de la boca de un hombre, o al menos, yo sé que es así porque distingo el tono masculino.

Oh, satán, ¿qué diablos está pasando?

Soltando un siseo, continuo bajando las escaleras junto a Cody, y a medida que lo hacemos, soy consciente del próximo movimiento de mi novio en el final de las escaleras.

Cody se desliza hacia la esquina, y mis ojos se mantienen en fijos en el brillo que aparece en la oscuridad cuando mi novio sostiene algo entre sus manos. Es así como descubro que ha tomado el stick de mi hermano mayor que se encontraba tirado en la esquina —Porque Theo es un auténtico desorden—, Cody asiente hacia mí, y continuamos con nuestro camino.

«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora