Ada
El frío recorriendo mis brazos me hace parpadear, entonces, levanto mi mirada y vislumbro como la ventana del auto está siendo invadida por la lluvia.
Todo está tan jodidamente mal, es como si, de pronto, mi vida estuviera cayendo en una encrucijada que me deja estancada en la sensación horrible de un quiebre, y eso me aterra porque significa que estoy congelándome de nuevo, y no deseo eso.
Cierro mis ojos por un segundo sabiendo que necesito procesar todas mis emociones de golpe, y tan pronto, como sea posible. Jodidos infiernos, quiero romperme de una maldita vez.
Yo quiero llorar hasta cansarme, y que la cabeza me explote. Quiero gritar hasta que la garganta me pique y duela. También, quiero arrancar todas las malditas hojas de mi cuaderno de notas que hablan sobre Cody, y romperlas en trozos porque en este instante no me siento como la persona más lógica del planeta, y no deseo nada más que causarme más dolor para que de esa manera mi corazón duela tantísimo esta noche, y, que, por ende, mañana ya no lo haga.
No obstante, estoy siendo una ilusa al intentar, hacerme creer eso porque no importa que tanto duela hoy, mañana será mucho peor, y el día siguiente a ese sucederá lo mismo, hasta que llegue al punto de convencerme a mí misma de olvidar todo, y aun así no lo haré porque no sé si me va a pesar más conservar su recuerdo o borrarlo de mí.
Pienso en su mirada, y sonrió a grietas porque eso solía calmarme y lograr que sienta algo, y ahora eso se está desvaneciendo con el recuerdo de hace una hora.
Sé que mintió, lo sé porque lo conozco tan malditamente bien que es imposible dejar escapar esos detalles de mí. Sin embargo, su respuesta a mi pregunta aún quema dentro de mí. Escuece y pica muchísimo. Y, me hace dudar sobre que tanto le importo a Cody, porque haber sacrificado mi corazón para una mentira se siente nefasto justo ahora.
El auto se detiene frente a la acera de mi casa.
Me alejo de mis propios sentimientos, por tanto, dejó el dinero en el asiento del copiloto y abro la puerta para mí, luego, estoy saliendo del vehículo, y caminando hacia el pórtico de mi casa mientras, siento como las gotas de lluvia caen sobre mí haciéndome sentir más miserable que antes.
Sabía que algo estaba fuera de mi control con ese beso en medio la pista de baile porque la manera en la que me sostuvo contra sí mismo era algo impropio de él. Y, diablos, que mi respiración tembló en ese momento detectando la añoranza y tristeza en cada toque de su piel contra la mía. Era como un grito retumbando en una habitación oscura sin esperanza.
Besarlo siempre se había sentido bien, correcto, e increíble. Y, ahora solo tengo un recuerdo manchado de aflicción sobre eso.
Llego al pórtico, y me quedo allí de pie un par de minutos decidiendo si debo entrar a casa o no, como si estuviera esperando que algo suceda y me saque de mi entumecimiento, pero, no ocurre, así que, abro la puerta delante de mí con mi mano temblando, y me rindo con cualquier rastro de esperanza aguardando en mi pecho sobre Cody, es obvio que no va a venir por mí. Es una causa pérdida mi intento de fe hacia él.
Tan pronto, estoy dentro suelto el aire que retenía en mis pulmones, y mis ojos arden queriendo derramar más lágrimas. Pero, el sonido de una respiración pesada me hace alzar mi mirada, y el carraspeo familiar viniendo de la sala de estar llama mi atención, entonces, me fijo en la presencia de mi mellizo.
Sus brazos están cruzados sobre su pecho, y me lanza una mirada inquietante que me hace sentir enfadada con él, de repente, porque frente a mí se materializa la razón exacta, por la que, Cody me ha dejado esta noche. El motivo por el que se ha arriesgado a romper mi corazón.
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«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©
RomanceTodos contamos con alguna debilidad. Para Cody Coleman es una chica, pero, no cualquiera, sino la hermana de su mejor amigo. Ada Floyd detesta a los playboys, detesta a los idiotas, y en su pirámide de odio, Cody Coleman tiene el primer puesto. ¿Qué...