Capítulo 23: Te conseguiré a tu Duque.

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Cody

Siempre supe que dentro de mi corazón existía un hueco que no podría ser llenado jamás. Y entonces, entendí que me había equivocado sobre ello cuando conocí a Ada Floyd.

Lo supe cuando nuestras miradas se encontraron hace tres años atrás; lo supe cuando en mi interior, mi corazón se agito, y lo supe cuando toque su mano y ella sonrío.

Ada sería mi debilidad en todo sentido, pero, no porque me hiciera débil con el mundo, sino que, me hacía débil hacia ella. Cristo. Ella podría mirarme con esos bonitos ojos marrones y pedirme que asalte un banco y yo lo haría sin dudar.

Y justo ahora, ella me está mirando de manera radiante, con una sonrisa en sus labios rojos, y unos ojos marrones envueltos en estrellas de papel brillante. Y la sensación increíble de subir a una nube y volar alto se apodera de mí, en tanto, devuelvo la sonrisa porque estoy sumamente feliz de haber recibido algo de ella.

Ostras, esa canción me calmo de formas que aún no logro comprender, y quizás, fue porque las palabras que ella pronuncio son las que realmente necesitaba escuchar.

Ada de por sí brilla absolutamente sola sin tener que hacer nada, pero, Ada cantando y haciendo suyo a un escenario es algo magnánimo.

Toma todo de mí no poder desplazarme lejos de la mesa de mi equipo de hockey para ir directo hacia la preciosa mujer pelinegra y envolver mis brazos hacia ella y besarla hasta perderme el maldito aire de mis pulmones. Hasta conseguir mi dosis de Ada.

—Por amor a lo sagrado, ¿quién es este tipo Jets? —pregunta Theo en voz alta, logrando que aleje mi mirada de su hermana para concentrarme en él que yace de pie disparando miradas por el lugar.

—¿Y qué clase de nombre es Jets? ¿Acaso es el cantante de una banda de garaje? —habla Theo rascando su nuca en un símbolo de desesperación.

Josephine Wilson estira su cuello y un intento de sonrisa se esconde en sus labios, para luego mirar a Theo y tomar la mano de mi mejor amigo en un signo de calma.

—Dioses, Theo. —ríe Wilson. —Debes controlar esos celos fraternales o harás que Ada patee tu bonito trasero si la acribillas de preguntas. —añade.

—Lo lamento, dulzura. —pronuncia Theo, y deja un beso en la mejilla de su novia. —Pero, necesito tener una conversación con el tal Jets o si no tendré que disparar un disco directo a su cara por esconderse de mí.

Trago saliva con fuerza, y el nerviosismo se apodera de mí.

—Por alguna extraña razón creo que Jets puede ser bajista. —comenta Jonas haciendo que los demás miembros de la mesa estallen en risas. —Enserio, que sí. Oh, joder, Ally, ¿no me digas que no estás conmigo en esto? —pregunta hacia su novia cuándo ella también se une a las carcajadas.

—Jonas, cariño. —habla Ally y deja su mano sobre la de él. —Creo que ni siquiera se llama Jets. —admite ella con diversión.

—No es vocalista ni bajista. —enuncia Capaldi, y se estira sobre su asiento hacia adelante. —Sin duda, es baterista, y debe tener tatuajes. Oh, mierda, me lo imagino con tatuajes en el rostro y explicando de manera filosófica el significado de esos garabatos. —ríe.

—¿Por qué tendría tatuajes en la cara? —pregunta Rachel, confundida. —¿Y por qué tiene que ser miembro de una banda?

—Quizás, es motorista. —bromea Nick Devon desde su silla, y me lanza una mirada extraña. —Y tiene una chaqueta negra con púas. —agrega.

—Como un jodido puerco espín. —aporta Phi en una risotada. —Oye, Neal, ¿tú cómo crees que es Jets?

El novato alza su mirada gris hacia nosotros y lleva su mano derecha a su cabello rubio en un intento despreocupado de no sentir presión. Entonces, sus comisuras se alzan en una sonrisa ladeada.

«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora