Capítulo 10: Caja de Pandora.

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Ada

¡Oh, satán! Mi corazón sigue agitado, y extasiado.

Mi respiración tiembla en cuánto recuerdo los ojos marrones oscuros de Cody —invadidos en preocupación— dirigidos hacia mí, junto a su voz suave y cálida acariciando mis oídos con palabras dulces. Por tanto, la sensación de protección que he sentido en los brazos de Coleman aún permanece conmigo.

¡Jodidos infiernos! Si tan solo hubieran visto como me derretí en sus brazos con el aroma de su perfume invadiendo mi nariz, y su toque sobre mi cuerpo; pensarían que no tengo vergüenza ajena.

Salgo de mis pensamientos enseguida cuando la voz de Cody se filtra hacia mí, y entonces, alzo mi mirada para encontrarme con la vista del lugar más bonito en el que he tenido suerte de estar.

Mi estómago se apretuja como si la colmena de abejas alojada allí quisiera atentar contra mí picándome, al mismo tiempo, que mi respiración es un desastre porque estoy al borde del colapso. Inclusive, mis manos muestran un paseo despistado sobre mis muslos.

—A veces deberíamos dejar de pensar en si merecemos o no las cosas. Es una pérdida de tiempo cuando no puedes decidirte por ninguno de esos caminos. —menciona Cody y un suspiro torturado rasga su garganta.

»Aunque, tú Ada Floyd deberías sacar esa indecisión de ti, y sinceramente no necesitas que nadie mate al dragón por ti. Eres valiente y decidida. Solo debes sacar tus puños y patadas mortales junto a esa lengua tuya y tendrás el mundo a tus pies. Me gusta que sea así porque demuestras que eres mucho mejor que otras personas que se quedan mirando sin hacer nada, o dejan que los hagan sentirse menos. Aun así, también, me ha agradado que llamarás, aunque sea para hacer control de daños.

Mi piel se estremece bajo su escrutinio mientras recepto sus palabras.

Es incesante la manera en la que mi corazón salta allí en mi caja torácica como si quisiera danzar en una carrera de autos, y el bombeo de sangre en mis venas es como el motor calentándose dispuesto a ganar.

¡Oh, satán! ¡Él acaba de soltar algo tan bonito solo para mí después de que dije que no merecía ser rescatada por él!

¡Oh, joder eso es tan increíble! ¡Pero, también es atemorizante!

Lo es cuando mis emociones están en un nivel tan elevado, que todo lo que él hace y dice se refugia directo a mi corazón haciéndome sentir jodidamente gustosa.

—Eres más que mi control de daños, Coleman. —susurro con honestidad.

—Es bueno oír eso de ti de vez en cuando, Cherry. —expone con la voz vibrante de emociones difusas para mí.

Agito mi cabeza en silencio y con determinación, trato de desaparecer el revoltijo de mi estómago que empieza a formarse.

Cody carraspea por un breve segundo, y luego, se ubica de pie a mi lado.

Mis ojos interceptan el momento exacto en que sus músculos se contraen hacia atrás cuando desvanece el saco de su traje. Y, joder, he estado ignorando eso desde que apareció frente a mí porque, enserio, no puedo negar que no se ve tremendamente ardiente con esa pieza elegante cubriendo su anatomía atlética. Además, de su cabello hecho un desastre, y siendo absolutamente incontrolable.

Justo ahora, Cody está irradiando un aire atractivo del que podría aceptar estar interesada porque es innegable no decir que me está atrayendo como las abejas a la miel.

Escucho el ruido de sus pasos firmes hacia mí en una muestra de absoluta seguridad que solo él puede ser capaz de desprender y seguir luciendo jodidamente bueno.

«Susúrrame lo que quieras» (GC #2.5)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora