Ausente

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Pov Luiza

—Estoy casi segura traes en mente a alguien —escuché decir a Duda y rápidamente me giré a verla.

—Estás cada día más loca —respondí mientras bebía un poco de café.

—Es que mira hace como unos cuatro años que no te veía así de bien —continuó— Y eso fue cuando llegó Leo.

Empecé a reír a carcajadas, a veces Duda me hacía reír más de lo normal.

—De verdad ya ponle onda a la vida y tomate un descanso —siempre Duda y sus consejos de como tengo que manejar mi vida.

—Este hospital se caería a pedazo si lo dejo por más de quince días y lo sabes —respondí— Además por ahora no tengo ningún tipo de interés en nada, ni nadie, así estoy bien —volví a beber un sorbo de mi café.

—Luiza tienes treinta y siete años y hace diez años me dices lo mismo —continuó parloteando cosas sin sentido— Deja de tener miedo, por favor. Lo de Raica fue hace más de quince años, no creas que todas las personas que lleguen a tu vida van hacer lo mismo que Oliveira —la fulmine con la mirada, sabe que no me gusta que hable de ella.

—Ella ya no es tema de conversación y lo sabes —continue mientras jugaba con mis dedos— Es algo que ya pasó y está enterrado, así que no es un tema del cual se deba hablar.

—Yo se que me vas a odiar pero me di cuenta que después de Raica no quisiste volver a tener ningún tipo de relación y creo que es hora de empieces a abrirte a nuevas oportunidades o vas a morir dentro del hospital sin disfrutar de tu vida? —cuestionó.

—Estoy bien como estoy y así soy muy feliz, creo que ya te diste cuenta de eso —respondí y volví a beber de mi café— Y deja de hablar tanto que se nos va enfriar el café que cuesta más que un riñón en el mercado negro.

A decir verdad me estaba interesando por Valentina, es preciosa y a veces no me doy cuenta de que me quedo mucho tiempo viéndola. No digo que sea amor a primera vista pero me parece muy atractiva pero no congeniamos en muchas cosas.

No es como Duda dice, en realidad si tuve más oportunidades después de Raica pero nadie podía entender que mi carrera estaba por delante de cualquier cosa y así terminaba quedándome sola de nuevo.

Valentina, sus ojos, ese cabello color chocolate hacía que a veces pierda minuciosamente la razón cuando estaba cerca, quería analizar cada detalle de su rostro y de su cuerpo, en fin me estaba atrayendo más de lo que yo quería que realmente sea y eso definitivamente no iba a pasar.

Me molestaba que sea tan amable por eso quería darle más trabajo además de que por más que sea la chica anti horario porque es la mujer más impuntual del mundo, es super inteligente y en quien más confío, hasta dejaría mi sello en sus manos sin dudar de ella un segundo.

Es responsable con lo que le gusta, su trabajo pero no con el horario y es lo que me hace aborrecerla porque yo tengo un toc con los horarios.

—Viste otra vez pensando en quien sabe que —volvió a decir Duda y estaba vez si reí— Lo sabía, en algún momento me lo vas a contar, yo lo sé.

Empujó mi pie con el suyo debajo de la mesa y empezó a molestarme.

—Sabes es preciso que te apures porque seguro que tienes como nueve mujeres esperando a dar a luz en tu piso —dije bebiendo rápido mi café, me seque los labios y le sonreí una última vez— Nos vemos más tarde Du

Finalicé e hice camino a mi oficina.


Se abrió la puerta y la vi entrar, su cabello suelto por debajo de su cintura, su pijama bien pegado a su cuerpo, era como si lo hacía a la medida super justa.

Mire el reloj y marcaban las 9:20am

—Crees que son horas de llegar? —cuestione enojada, su cara de sorpresa era increíble.

Se giró a verme, hoy no era mi día así que pensó que podía llegar tarde pero no contaba con que no tenía nada que hacer en mi casa.

—Se me hizo tarde, disculpeme —se excusó pero la verdad que no me importaba.

—Por hoy no tendrás tu presencia —respondí.

—Está bien, igual tengo muchas cosas que hacer —habló mientras se colocaba el guarda polvo, a caso me estaba desafiando?

—Te estoy diciendo que llevas ausente, no hace falta que te quedes —volví a hablar.

—Y yo ya le dije que deje pendientes con mis pacientes —me desafió, era claro, ella también quería pelear.

—Te estoy dando una orden Valentina —me paré y empujé la silla atrás.

—No quiero dejar sin sus respectivos estudios a mis pacientes así que amablemente le voy a pedir que me deje terminar los pendientes —movía sus manos un poco ansiosa, ella quería discutir pero se limitó porque también quería demostrarme respeto.

—Mínimo si vas a salir te vas a recoger ese cabello y te pido que antes de entrar a este piso, te recojas el cabello —volví a sentarme— Es insalubre, esparces los germenes por todos lados.

—Está bien —respondió, esa era la Valentina que me gustaba— Permiso —se retiró con su apuntes en la mano.


Me molestaba que Valentina sea tan serena, la había llamado diez minutos antes de su salida y la mande hacer cosas que mínimo tardarían unas dos horas pero ella solo accedió y no dijo nada.

La vi entrar de nuevo a mi oficina y bajó unos tres porfolios sobre mi mesa.

—Ya vi a los tres pacientes, cambié sus indicaciones, pedí sus nuevos laboratorios y quedan pendientes sus estudios de imágenes que agende para el día de mañana —se sentó en la silla que tenía en frente, analice durante un rato su conducta.

—Puedes retirarte —estiré los portafolios hasta mi.

Se levantó y recogió su bolso.

—Cuando la gente te hace un favor mínimo se dice gracias —cerró la puerta super fuerte.

Sonreí y negué con la cabeza, probablemente se fue molesta.

The Loneliest |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora