The Loneliest |Valu|

Terapia

Valentina

Llegamos a mi casa, podríamos haber estado las dos a solas en nuestro hogar pero este es como nuestro espacio seguro para estar a solas.

Todavía no era tarde así que las dos estábamos acostadas en la cama, Luiza me tenía agarrada de la mano y estaba recostada sobre mi pecho.

—Que estarán haciendo los niños? —cuestionó y suspiré— Amor... Lo siento —se disculpo.

—Estoy intentando no pensar en eso —dije y acarició mi mano.

—Si, dijimos que no íbamos hablar de los niños —asentí y besé su frente.

Yo había ido de compras en la mañana porque la despensa de esta casa estaba vacía.

—Amor —me habló y bajé la mirada— Que me ibas a preguntar en la mañana? —cuestionó y de momento lo recordé, llegó mi momento, sonreí.

—Ya que hiciste que lo recuerde... —la empuje un poco para quedar cara a cara— Si Raiça aparecía antes y te pedia matrimonio lo hubieras aceptado? —cuestioné, es algo que me preguntaba yo sola y se que no tiene que ver con las dos, además en parte era una pregunta para molestarla.

—Mmm —lo pensó.

—Te ibas a casar con ella —la saqué de mi pecho— Traicionera —dije e intentó tomar mi mano pero la alejé.

—Amor, no me diste tiempo a responder —dijo riendo y entrecerré los ojos.

—Pero lo pensaste, la respuesta era simple y sencillamente NO —dije y mordi mis mejillas por dentro— Lo pensaste Luiza, lo pensaste —dije indignada y se tomó la cara.

No que siempre le parecía tierna? A ver ahora.

—Amor, vamos no me hagas eso —me solté de su agarre.

—Convenceme antes que vaya a casa de tus padres por mis hijos —dije cruzandome de brazos y tomó mis manos.

—No, la respuesta es, no me iba a casar con Raiça, porque de todas maneras ibas a llegar a mi vida y yo no iba a poder resistirme no estar a tu lado —dijo y sonreí, amaba a esta mujer.

—Ahh —tomé su rostro entre mis manos y la besé— Sabes? —dije— Antes veía series y decía eso no pasa en la vida real —lleve su cabello detrás de la oreja— Pero el universo me cerró la boca porque ahora trabajo con el amor de mi vida y tengo dos hermosos hijos —sonrió y me abrazo— Si hace cuatro años me decían que iba a estar así, ya lo dije, iba a estar riéndome, pero sí pasa, es la vida real —continúe, ella me observaba y sus ojos iban a mis labios de vez en cuando.

—Estás nominada a ser la mejor esposa del universo —dijo y reí— Y si me preguntan cien veces si hice bien en elegirte, las cien diría que sí —besó mi mano y pase mis brazos sobre su cuello.

—Te amo —dije y besé su nariz.

—

—Que huele tan delicioso aquí? —cuestionó Lu bajando las escaleras, en lo que ella tomaba una ducha y sacudía el cuarto, preparé un poco de pizza.

La masa y la salsa lo había hecho en la mañana con ayuda de Ofelia.

Llegó hasta donde me encontraba y me abrazo por detrás.

—Oi, hace algunos días que alguien moría por comer un poco de pizza hecha en casa —respondí y se le iluminaron los ojos

—En serio lo estás haciendo? —cuestionó y miró el horno— Deseaba con desespero comer esa pizza —dijo y besé su mejilla.

—Lo que pidas, sabes que lo haré, siempre lo haré —dije sobre sus labios.

—Creo que dejaremos más seguido con mis padres a los niños —bromeó y me besó.