The Loneliest |Valu|

Preparadas

Pov Luiza

—Que les parece este? —estábamos en una tienda de bebés— A mi me encanta este —apuntó la chica— Es una carreola que tiene un pliegue de una sola mano, esta canasta de almacenamiento, tiene portavasos —bueno, en realidad vinimos por un moises pero nos llamaron la atención las demás cosas.

—Creo que no lo pensé —bromee y Valentina me dio un codazo.

—Si, vamos a llevar ese —asintió Valentina— Ya tiene donde dormir, donde pasearse, ya tiene como viajar seguro en el auto, lo único que faltaría es la ropa.

—Qué? —cuestioné y empezó a reír.

—No hace falta que compremos mucha ropa mi amor —hablo y entrelace nuestras manos— Lo justo y necesario, ya que va a crecer muy rápido —asentí, tenía razón con Leo hubo ropa que no me dio tiempo de usar.

—Voy a pagar todo eso —me solté y caminé a la caja— Puede pasarme con esta tarjeta —saqué y se la pase a la chica.

—Tiene su documento de identificación? —cuestionó y se lo pase, observó mi carnet y luego me miró.

—Perfecto —me entrego los documentos, pasó la tarjeta y de forma automática me llego un mensaje donde me avisaba del débito— Eso es todo, muchas gracias por pasar por la tienda —sonreí de forma amable.

—Gracias a ustedes por la excelente atención —me di vuelta y vi la cara de Valentina, ay Dios.

Caminé hasta donde se encontraba y entrelace nuestras manos.

—Te faltó darle el beso de despedida —susurró y reí.

—A veces pienso, son las hormonas o realmente estas celando de cada persona que se mueve en la tierra? —el chico nos estaba acompañando con las cajas hasta el estacionamiento.

—Ambas cosas —respondió y negué con la cabeza.

Llegamos al estacionamiento y metimos todas las cajas dentro, le entregue un poco de propina al chico y cerré de nuevo todo.

—Tenemos que ir por la ropa —le hable y asintió.

Llegamos a la tienda, teníamos que comprar ropa exclusivamente para recién nacidos.

—Buenos días —nos recibió el chico— Las ayudamos en algo?

—Queríamos ver la sección de recién nacidos —respondió Valentina.

—Síganme —hablo el chico, Valentina tomó mi mano y caminos— Algo en especial? —Valentina me miró y negué.

No? Que habría de especial en la ropa de un bebé que recién va nacer, debería de estar cómodo.

—Mira este —me paso, observé y sonreí, estaba muy chiquito— O este? —me paso otro y lo cargué conmigo, ambos me parecían bonitos.

—Este es un traje de osito —nos entrego la ropa el chico, las dos nos miramos, era evidente que lo íbamos a llevar.

Me gustaban la mayoría de las prendas pero como dijo Valentina no valía la pena llevar tanto, podríamos venir a comprar más luego.

—Yo creo que esos diez están bien —me habló y asentí, yo me había quedado encantada con el traje de oso— La sección de niños? —cuestionó Valentina y el chico nos llevó a otra sección— Debemos de llevarle algo a Leo —me habló.

—Mi amor pero si tiene mucha ropa —respondí, antes que inicie el año escolar lo habíamos llevado a una tienda donde escogió varias prendas.

—Mi amor si le llevamos ropa al bebé debemos de llevársela a él —iba entendiendo a donde quería llegar con eso, no quería que Leo se sienta desplazado por el bebé.