Epílogo

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Narrador

RJ-BR Sábado_01/Noviembre/2025

Leo cargo la arena en el balde y se lo puso sobre las piernas a Priscila.

-Es tu hermanita? -le cuestionó una mujer.

Valentina y Luiza estaban observando a lo lejos la interacción de la mujer con los niños.

-Sí, soy su hermano mayor -se sentó con la bebé y tomó su mano, Leo tenía especificamente entendido que no debía de hablar con los desconocidos a menos que sea algo muy importante o solo si debe de pedir ayuda.

-Y cómo se llama? -cuestionó la mujer y Leo buscó con la mirada a sus mamás.

Valentina asintió dándole el consentimiento de responder ante la pregunta de la mujer

-Bicho -la mujer la miró sorprendida y luego miró a las dos mujeres que estaban sentadas observando jugar a sus hijos.

-Él la llama así -respondió Luiza- Se llama Priscila.

-Que bonito nombre -tomó la manito de Priscila y Leo volvió a mirar a sus mamás.

-Mira yo también tengo un bebé -le hablo a Leo- Pero está aquí -apuntó su pequeño vientre- Espero que salga igual de bonito que ustedes dos -Valentina sonrió- Ella se parece mucho a ti -le hablo a Valentina- Y él se parece mucho a ella -hablo de Luiza- Son una familia muy linda.

-Gracias -sonrió Luiza y agradeció, en cuanto la mujer se dio vuelta, Leo saco toda la arena que puso sobre Priscila, tomó su mano y la llevo junto a sus mamás.

-Qué paso? -cuestionó Valentina.

-Tenía miedo que nos quiera llevar -Luiza empezó a reír

-Claro que no mi amor -arregló su cabello- Nosotras los estamos observando y no vamos a dejar que nadie les lleve a ningún lugar -Leo se sentó frente a Valentina.

-Puedes ir a jugar, nosotras vamos a mirarte -Valentina le esparció un poco más de protector solar por la espalda a Leo.

-Pero si alguien me habla vuelvo corriendo, está bien? -Luiza asintió.

Las dos observaron como Leo volvió a ir al mismo lugar donde estaba armando su pequeño espacio para jugar.

-No quieres tu bibi amor? -le cuestionó Valentina a Pri, Luiza sacó la mamadera de Pri del bolso y se lo entregó en la mano a Valentina.

La pequeña llevó la mamadera a su boca y la recostaron sobre la manta que habían colocado en la playa.

Leo llegó de nuevo hasta las dos y les entrego dos botellas vacías.

-La arrojaron por allá -Luiza abrió la bolsa, Leo pasaba su día jugando y recogiendo la basura de las personas.

-Cuando encuentres más, solo ponlo aquí -apuntó Valentina la bolsa donde estaban colocando todas las basuras que tenían.

-Crees que si me siento aquí? -Luiza se sentó sobre las piernas de Valentina- Va romperse esta silla? -Valentina sonrió.

-No creo que se rompa la silla pero si la poca cordura que tuve estos días -levantó las cejas.

-No crees que es momento de dejarle los niños a tus padres? -cuestionó Luiza y Valentina sonrió.

-Estarían encantados de cuidar de sus nietos y yo de pasar tiempo contigo -la abrazo por la cintura.

Pri dejó a un lado su mamadera y caminó hasta las dos mujeres, tomó la mano de Valentina y la retiró de su cintura.

-Y está? -cuestionó Valentina riendo- Sigues queriendo competir conmigo? -Luiza la tomó en sus brazos- Mía -la molestó Valentina tomando su mano y la bebé le dio un manotazo en la pierna.

Luiza empezó a reír y Valentina negó.

-Ya tienes competencia -dijo Luiza levantando las cejas y Valentina empezó a reír.

-Más que competencia la veo como una aliada -respondió Valentina, Luiza negó con la cabeza y besó los enormes cachetes de la bebé

-Ella va ser cómplice de su mamá -esta vez dijo Luiza, Valentina negó rotundamente.

-Voy a enseñarle como cuidar de su mamá cuando no estoy cerca -dijo Valentina y acarició la cabeza de la bebé, Luiza estalló de la risa.

-Te creo capaz -respondió Luiza sentó de nuevo y bajó a la bebé en la manta- Crees que lo estamos haciendo bien? -miró a la niña y luego a Leo.

-Mmm no somos perfectas pero creeme que hacemos lo que mejor que podemos -respondió Valentina- Además tienen la mejor mamá del universo entero así como yo tengo la mejor esposa del universo -dijo Valentina y Luiza sonrió.

-Agradezco mucho que hayas llegado un día después a la residencia, igual creo que entre todos los que estuvieron el primer día te hubiera destacado -dijo Luiza y Valentina sonrió- Además Igor ya estaba con Duda, estábamos destinadas a conocernos.

-Eres mi hilo rojo, tarde en encontrarte pero lo hice -dijo Valentina y Luiza entralazo sus manos- Por eso eternamente eres mi sempiterna, te amo -Luiza besó su mejilla.

-Gracias por aparecer en mi vida Valentina, te amo como no tienes idea -se levantó y la rodeó con sus brazos- Espero demostrarte todos los días lo feliz que me haces.

-Creeme que lo haces -respondió Valentina- Lo nuestro es recíproco y bonito, por eso soy feliz -Luiza volvió a besar su mejilla.

-Te amo mi vida -dijo Luiza, Valentina la miró de costado y Luiza aprovechó para robarle un beso.

Así disfrutaron el resto del día en familia en la playa, Luiza y Valentina aún tenían un camino largo por recorrer pero su amor cada día se hacía más fuerte.

Ambas buscaban la forma de hacer que ese amor no se apague y aunque muchas veces no estaban de acuerdo con algo lo intentaban resolviendo de la mejor forma, además de tener que cuidar la familia que formaron debían de cuidar el amor que sentían la una por la otra.

Ellas sabían que si ese amor seguía fuerte, grandioso e infinito, su familia iba a seguir intacta.

Luiza aprendió a amar, que verdaderamente existían personas que iban amarla sin condiciones y que lo importante a veces no estaba solo en el trabajo. Aprendió que podía ser médico, mamá y esposa al mismo tiempo y eso la hacía completamente feliz, podía enfocarse en todas esas cosas sin descuidar lo que tanto amaba, su trabajo.

Valentina aprendió que uno puede cortar los lazos que se heredan de generación en generación, que podía decidir si repetir o no patrones, aprendió a conocer el amor y a desenvolverse sin miedo, que sentirse mal a veces estaba bien y que podías compartirlo con la persona que amas, sentirse mal no era sinónimo de ser débil, todos podíamos sentirnos mal de alguna u otra manera y no necesariamente por ser frágil, también aprendió que uno puede formar su amor a partir de lo que uno desea, ese amor maternal que siempre tuvo escondido por miedo, no creía ser la mejor pero intentaba hacerlo por el amor que tenía por sus hijos.

Aprendieron a no sentirse solitarias, a entregarse mutuamente y ser una para la otra, se dedicaban día a día el tiempo que necesitaban sin descuidar por lo que tanto habían trabajado y anhelado, su profesión.

La felicidad y el amor de las dos se reflejaba en los dos niños felices y sanos que están criando, además del matrimonio lleno de amor incondicional y estabilidad que construyen día a día.

-Fin-

The Loneliest |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora