A tiempo

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Pov Valentina

Le pedí a mis padres que me dejen volver a su casa, no quería que nadie me juzgue por la decisión que estaba tomando.

Sentía estaba lastimando demás a Luiza y no iba a permitir que ella se pierda intentando reparar algo que no rompió.

No iba a dejar que ella se despedace para poder armarme a mi, simplemente decidi lo que era mejor para las dos en ese momento.

Todas las noches había ahogado mi rostro en la almohada para que no escucharán mis gritos de dolor, de no entender porque me sentía así y por más que yo intentará sentirme mejor me hundía en un pozo el cual nadie podía sacarme.

Y nadie iba a poder hacerlo porque soy yo quien debo de sanarme sola, sabía que cuando podia salir del pozo, yo misma me soltaba y volvía al fondo.

Es así como lo describió mi terapeuta, yo pensaba que mi duelo me estaba impidiendo ser yo pero no era así, era yo impidiéndole ser feliz.

Pero eso era algo que para mi era racional, lo que no iba a permitir era que Luiza deje de lado su felicidad por mi.

—Flashback—

Decidí salir de la habitación, lo pensé durante toda la noche y aunque sabía que en cualquier momento iba a recaer quería tener la esperanza de volver a sentirme mejor.

Iba a bajar las escaleras pero escuché que Luiza estaba abajo hablando con Duda.

—Sabes que eso te va a costar mucho? —cuestionó Duda.

—Así tenga que ponerla por encima de mi —respondió Luiza.

Me levanté de las escaleras y volví a la habitación, salí al balcón para tomar aire y aunque estos días mi cerebro no estaba funcionando a la perfección tenía una cosa segura no iba a dejar que Luiza se pierda asimisma por mi culpa y si eso conlleva alejarme de ella es lo que voy hacer.

La puerta sonó y miré, era Isis.

—Permiso —habló y entró a la habitación.

Entré de nuevo a mi cama y se sentó a mi lado.

—Cuando vas a volver a la clínica? Mira acepte beber café sola durante meses, no era molestia porque tenía compañía, pero ahora ya estoy completamente sola —sonreí a medias.

Era la primera persona que no hablaba de lo que había pasado y sentía que eso era lo que estaba necesitando.

—Pues vas a seguir haciéndolo —reí— Me iré a Río —solté, me limpie la cara y me abrazo.

—Al menos puedo ir a visitarte? —cuestionó y asentí.

—Fin flashback—

—Señorita Valentina disculpe que la moleste pero vienen a verla —me habló la mujer que trabajaba en casa de mis padres

—Quien es? —cuestioné.

—Soy yo —entró Isis por la puerta— Muchas gracias, permiso —cerró la puerta

—Qué sucede? —cuestioné por su actitud tan explosiva.

—Valentina te llame durante días porque Luiza te estaba buscando, al menos podías tener la decencia de decirle donde estabas? —cuestionó y se agachó bajo la cama, sacó la maleta y me pare.

—Que mierda haces Isis? —cuestioné y la detuve.

—Yo sé que estás mal, has perdido a tú hijo por Dios nadie quiere pasar por eso, nadie se prepara para eso, en la vida nunca te dice que tienes que despedir a tus hijos, si que los dejes crecer y ser ellos mismos, Valentina no he pasado lo que tú pero —se sentó la cama— Mirate, Dios, no se en que momento pasaste de ser una de las mujeres más hermosas del mundo a estar completamente destruida y desaliñada, no me importa que suene cruel y que lo tomes a mal, sinceramente —me miré al espejo.

The Loneliest |Valu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora