La Duodécima Legión

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Diana

No tenía miedo de los fantasmas, lo que era bueno ya que la mitad de las personas del campamento lo eran. 

Relucientes guerreros morados permanecían fuera del arsenal, puliendo espadas eternas. Otros pasaban el rato delante de los barracones. Incluso había un chico espectral que jugaba con un perro espectral en la calle. Quería ir a jugar con ellos. En los establos, un chico rojo corpulento y brillante con cabeza de lobo vigilaba a una manada de... ¿eran unicornios?

No puede ser. Olviden al perrito fantasmal, ahora quería ir a acariciar a los unicornios. 

Ninguno de los campistas prestaba demasiada atención a los fantasmas, pero cuando pasaba con mi séquito, encabezado por Reyna y flanqueado por Frank y Hazel, todos los espíritus dejaban lo que estaban haciendo y se quedaban mirando a nuestra dirección, más precisamente a mí. Unos cuantos parecían furiosos. Cuando salude al niño fantasma con una sonrisa, él chilló algo parecido a "¡Greggus!" y se hizo invisible. 

Se que no me he dado un baño en días, pero no creo que sea para que los fantasmitas huyan de mí. 

—¿Huelo tan mal? —pregunté. 

Hazel y Frank me miraron raro. 

—Ah... no —me respondió Frank. 

—¿Entonces porque los fantasmas huyen en cuanto me ven? 

—Son lares —dijo Hazel—. Dioses domésticos. 

—¿Acaso son más pequeños que los dioses auténticos? —dije viendo como otro de los lares se desvaneció en cuanto me vio. 

—Son espíritus ancestrales —explicó Frank. 

Ya no tenía el yelmo y había dejado al descubierto una cara infantil que no concordaba con su corte de pelo militar ni su enorme cuerpo. Era como un niño que había tomado esteroides y se había enlistado en los marines. 

—Los lares son una especie de mascotas —continuó—. En general son inofensivos, pero nunca los había visto tan agitados. 

—No dejan de mirarme —dije—. El niño fantasma me llamó Greggus. ¿Es un insultó romano? 

Graecus —le corrigió Hazel—. Cuando lleves un tiempo aquí, empezarás a entender el latín. Los semidioses lo entendemos de forma natural. Graecus significa "griego". 

—¿Eso es malo? 

Frank carraspeó. 

—Puede que no. Tienes el tipo de tez griega, el pelo moreno entre otras cosas. Quizá piensan que realmente eres griega. ¿Es de allí tu familia?

—No lo sé. Perdí mi memoria hace un tiempo. 

—¿Cómo? 

—No sé. Solo desperté en La Casa del Lobo con Lupa, y taran, taran. Ahora estoy aquí. 

Sabía que la historia era más larga, pero son detalles que no importaban en esos momentos.

—O a lo mejor... 

Frank titubeó. 

—¿Qué? —pregunté, cansada del suspenso. 

—Probablemente nada —contestó Frank—. Los romanos y los griegos son antiguos rivales. A veces los romanos usan la palabra graecus como insulto para referirse a un forastero: un enemigo. Yo no me preocuparía.

Él se veía preocupado.  

—Que cálida bienvenida —dije para alivianar el ambiente.  

Nos detuvimos en el centro del campamento, donde se unían dos anchos caminos empedrados formando una T. 

La Hija De NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora