¿Ganamos?

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Diana

Sentí como una mano gigante me agarró y me levantó hasta que mis pies ya no tocaron el suelo. 

Era un cíclope.  

—¡La tengo! —celebró—. ¡Tengo a la hija de Neptuno! 

Grité tratado de zafarme, pero era inútil. La espada de oro estaba en el suelo, y sólo tenía un brazo libre. Miré a mi alrededor buscando a alguien que me ayude, pero todos estaban peleando. 

Aún con las amazonas los monstruos eran demasiados. 

Debía apañármelas sola. 

Recordé las veces que Ethan me regañaba siempre que me metía en líos cuando jugábamos a capturar la bandera, o cuando me entrenaba en el muro de lava del campamento diciéndome: "Ya estás muy grande como para que te ayuden". Pero a pesar de sus palabras, él siempre estuvo ahí cuidándome. Cuando Percy fue a su primera misión él se quedó a mi lado en los juegos y las otras actividades (primero por órdenes de Luke) ; la primera noche que tuve pesadillas en la cabaña de Hermes, él me contó una historia sobre cómo se formó la constelación de Orión hasta que volví a dormir; cuando Nico desapareció él me acompañó a buscarlo; Me enseñó a usar la espada, y fue como un hermano o un padre para mí. Creo que es por eso que nunca pude odiarlo cuando traicionó al campamento. Yo me odié por no seguirlo cuando pude, por no apoyarlo cuando me necesitó. 

¿Acaso este es mi castigo por darle la espalda cuando dijo que se uniría a Cronos? 

Creo que si. 

Cuando me di cuenta el ciclope había atravesado el campo de batalla y ahora estaban delante de Polibotes, que seguía esquivando los ataques de Reyna. 

—¡La tengo, señor! —gritó el ciclope— ¡Atrapé a la hija del dios del mar!

Reyna se volteó a verme, y sus ojos se llenaron de pánico. Trató de llegar hasta mí con su pegaso, pero el gigante aprovechó que estaba distraída para atraparla con su red y después tirarla lejos. Su hermana Hylla no dudo en ir a ayudarla.

—Al fin —murmuró Polibotes. 

Tenía una sonrisa torcida, y sus ojos brillaban de emoción al tenerme a su merced. 

—Tranquila niña —dijo—. No pienso matarte, no aún. Serás el cebo perfecto para atraer a Percy Jackson. 

Sus palabras en vez de asustarme, me enfadaron. No era la primera vez que me decían eso. Desde mi viaje hacia el campamento, las gorgonas me buscaron porque querían a Percy; Reyna se comportaba de forma muy hostil conmigo porque mi hermano había destruido su hogar; Alcioneo me redujo a nada diciendo que Juno me trajo aquí para morir en lugar de Percy; Polibotes me quiere para atraer a mi hermano. Incluso antes, Luke Castellan, me secuestró en el laberinto de Dédalo porque quería matar a Percy.

Todo es por Percy. 

Miré el acueducto. El agua brotaba de él igual que una catarata. Estiré mi mano libre e hice que el agua cubriera su cabeza. Polibotes se movía de un lado a otro, pero yo estaba usando todas mis fuerzas para que la esfera de agua no se deshiciera.

—¿Qué pasa? — preguntó confundido el ciclope. 

Polibotes toco el agua con sus manos y esta se fue oscureciendo. Cuando se convirtió en ese líquido venenoso ya no la pude controlar más y Polibotes se empapo completamente de su propio veneno. Al principio me preocupe, pero cuando se tambaleo y empezó a restregarse los ojos me sentí aliviada porque su veneno lo cegó. 

Luego golpeé el logo de mi anillo contra la mano del cíclope logrando desplegar mi escudo. Use el borde para hacerle un corte en su mano y que finalmente me soltara. Luego le corte un dedo del pie.

La Hija De NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora