El Hijo De Plutón.

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Hazel

Sentía como si hubiera puesto dos bombas nucleares juntas, y ahora solo me quedaba esperar a ver cual explota primero. 

Hasta esta mañana, mi hermano Nico había sido el semidiós más poderoso que conocía. En el campamento, los demás lo veían como un bicho raro que siempre estaba viajando, prácticamente tan inofensivo como los faunos. Pero yo sabía la verdad. No crecí con él y ni siquiera hemos estado tanto tiempo juntos como para decir que lo conozco a la perfección. Pero sabía que era mucho más peligroso que Reyna o que Octavio, incluso que Jason. 

Entonces conocí a Diana. 

Al principio, cuando la vi dando traspiés por la autopista cargando a esa anciana en su espalda, pensé podía tratarse de un dios disfrazado. Cuando llegó a la entrada creí que era un chico debido lo sucia y demacrada que estaba. También se debía a la ropa inmensa que traía y que su cabello negro estaba con el corte que usaría un niño.

He visto tantas cosas extrañas estos últimos meses, que ya no debería sorprenderme ver a una chica que se parece a un chico.

Le había ordenado a Frank que no le disparara. Pensaba que los dioses nos estaban poniendo a prueba, debido a mitos que escuche: un chico con una vieja que implora refugio, y cuando los groseros mortales se niegan a dárselo, zas, te convierten en una babosa. 

Luego había controlado el río y destruido a las gorgonas. Revoluciono todo el campamento con los rumores sobre la graecus. 

Una hija del dios del mar... 

Hacía mucho, me habían dicho que un descendiente de Neptuno me salvaría que la maldición que me atormentaba. Ahora la duda es si Diana podrá anularla. 

Sabía que solo era una vana ilusión. 

Diana estrechó la mano de Nico, agitándola arriba y abajo con mucha emoción, sin prestar atención a la incomodidad que le causaba esto a mi hermano. 

A primera vista se ve que ambos son totalmente opuestos. No me sorprendería que Nico sacara su espada y comience a atacarla. Solo con recordar como reaccionó ella cuando Octavio trato de tomar su mochila se que las cosas se pondrían feas. 

Pero a pesar de eso Diana no parecía incomodarle la presencia de mi hermano, y Nico no parecía asustado o enojado por su atrevimiento. 

Nico era delgado y tenía un aspecto desaliñado con su arrugada ropa negra. Además que por su cabello despeinado parecía que recién se hubiera levantado de la cama. 

Aún recordaba el día que lo conocí. La primera vez que lo vi desenfundar su espada negra había estado a punto de reírme. Su forma de llamarla "hierro estigio", todo serio, le hacía parecer ridículo. Aquel flaco chico blanco no era ningún luchador. Desde luego yo no había creído que éramos parientes. 

Pero no tarde nada en cambiar de opinión. 

Cuando Nico finalmente se soltó de su agarre, Diana solo se río. 

—Lo siento, es que te me haces tierno. Sin mencionar que creo haberte visto en alguna parte. 

Nico quedó impactado, y luego se giró hacia mí mirándome con una ceja srqueada. 

—Ah, ¿sí? 

Me miró en busca de alguna explicación. 

Vacilé por un instante. Había algo extraño en la reacción de mi hermano. Intentaba hacerse el despreocupado, pero la primera vez que vio a Diana puso una expresión de pánico. Estaba segura de que ya conocía a Diana ¿Por qué fingía lo contrarío? 

La Hija De NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora