Frank
Con solo echar un vistazo por la ventana, supe que estaba en apuros.
En el límite del césped, los lestrigones estaban amontonando balas de cañón de bronce. Su piel emitía un brillo rojizo. Su cabello desgreñado, sus tatuajes y sus garras no tenían mejor aspecto a la luz de la mañana.
Algunos llevaban porras o lanzas. Unos cuantos ogros confundidos cargaban con tablas de surf, como si se hubieran equivocado de fiesta. Todos estaban de un humor festivo: se chocaban las manos, se ataban baberos de plástico alrededor del cuello, sacaban cuchillos y tenedores. Un ogro había encendido una barbacoa portátil y estaba bailando con un delantal en el que ponía BESA AL COCINERO.
Me habría reído si no supiera que yo era el platillo principal.
—He mandado a tus amigas al desván —dijo mi abuela—. Te reunirás con ellas cuando hayamos terminado.
—¿El desván? —volteé hacia ella—. Me dijiste que nunca entrara allí.
—Eso es porque guardamos armas en el desván, tontorrón. ¿Crees que es la primera vez que los monstruos atacan nuestra familia?
—Armas... —mascullé—. Vale. En mi vida he manejado armas.
Los orificios nasales de mi abuela se ensancharon.
—¿Es eso sarcasmo, Fai Zhang?
—Sí, abuela.
—Bien. Puede que todavía no todo esté perdido. Ahora siéntate. Debemos comer.
Señaló con la mano la mesita de noche, donde alguien había dejado un vaso de jugo de naranja y un plato con huevos escalfados y una tostada con beicon: mi desayuno favorito.
A pesar de los problemas, de repente me entro hambre. Miré a mi abuela asombrado.
—¿Me has...?
—¿Preparado el desayuno? ¡Por el mono de Buda, claro que no! Y tampoco ha sido el servicio. Es demasiado peligroso para ellos quedarse aquí. No, tu novia Hazel te lo preparo. Y anoche te trajo una manta y una almohada. Y escogió ropa limpia para ti de tu habitación. Por cierto, deberías ducharte. Hueles a pelo de caballo quemado.
Abrí y cerré la boca como un pez. Era incapaz de emitir sonidos. ¿Hazel hizo todo eso por mí? Yo estaba seguro de que había perdido toda oportunidad con ella la noche anterior al invocar a Gris.
—Ella... esto... ella no es...
—¿No es tu novia? —aventuró mi abuela—. ¡Pues debería serlo, pedazo de alcornoque! No la dejes escapar. Por si no te has dado cuenta, necesitas mujeres fuertes en tu vida. Y ahora, vamos por la faena.
Desayuné mientras mi abuela me daba una especie de sesión informativa militar. A la luz del día, su piel era tan translúcida que parecía que le brillaran las venas. Su respiración sonaba como una bolsa de papel crujiente inflándose y desinflándose, pero hablaba con firmeza y claridad.
Me explicó que los ogros llevaban tres días rodeando la casa, esperando a que apareciera.
—Quieren desayunarte y comerte —dijo con repugnancia—, lo cual es ridículo. Debes de saber fatal.
—Gracias abuela.
Ella asintió con la cabeza.
—Reconozco que me puse algo contenta cuando dijeron que volverías. Me alegro de verte por última vez, aunque lleves la ropa sucia y necesites cortarte el pelo. ¿Es así como representas a tu familia?
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La Hija De Neptuno
Fanfiction¿Qué harías si despertaras en una mansión en ruinas en medio del bosque sin ningún recuerdo de tu vida? ¿Qué harías si una loba mística te dice que eres una semidiosa? Pues eso es justamente lo que me pasó a mí. Pero esperen, ese es apenas el inici...