Dani
Por desgracia, la cosa no terminó ahí. Como predijo Rafa, todo se complicó. La familia de Olivia —exceptuando su madre, que no se pronunció— se le echó literalmente encima; sobre todo, su hermana, mediante unos correos electrónicos muy desafortunados que le mandó a la oficina.
Él respondió, tal vez no de la mejor manera, pero es que el e-mail no tenía desperdicio y el ataque era demasiado gratuito. Aunque lo que terminó de rematar toda aquella disparatada situación fue la llamada telefónica que yo recibí.
Era fin de semana, estaba en casa y Rafa había salido a por el pan. Mi teléfono sonó y yo respondí sin percatarme de quién llamaba.
—¿Sí? —contesté despistada. Me había pillado leyendo y cuando leía me abstraía.
—Espero que seas feliz con el regalo que te has llevado —comenzó sin ni siquiera un saludo.
Reconocí la voz al momento y un escalofrío de mal augurio me recorrió el cuerpo.
—Olivia, qué sorpresa, buenos días —le respondí yo, más calmada de lo que estaba en un primer momento.
—Lo serán para ti —contraatacó tras chasquear la lengua contra el paladar.
Habían pasado un par de semanas desde la llamada de Jose. En el concesionario ya todos sabían lo nuestro, preferimos ser transparentes antes de que ocurrieran más incidentes no deseados. Para nuestra sorpresa, nadie se lo tomó mal y todos decían que lo nuestro estaba cantado. Cómo le gusta a la gente hacer ver que saben incluso el número de la lotería cuando en realidad no han ido ni a comprar el décimo.
—¿Qué quieres? —le pregunté cortante para no andarme por las ramas.
—Advertirte de la joyita con la que convives. Seguro que te ha engañado como lo hizo conmigo en un principio. Tú no conoces al verdadero Rafa, para ti todo son risas y follar. De eso sabe un rato, ¿verdad? Pero no sabes lo que ocurre cuando bebe. ¿Sabes por qué no quería que consumiera alcohol? No lo sabes, ¿verdad? —se respondió a sí misma con ponzoña—. Tú solo has visto su cara amable, pero yo que vi el otro lado de la moneda te diré que dormía con el 112 marcado en la pantalla del móvil. —Aluciné ante tanta desfachatez y tan poca vergüenza—. A ti te acabará haciendo lo mismo, te follará hasta que se canse y, cuando no le sirvas, saldrá el verdadero Rafa a la luz y sentirás el miedo que yo tuve.
Resoplé. No podía creerme que Olivia, la Olivia que yo conocía, la que trataba a su marido como un perro, estuviera diciendo todas aquellas barbaridades del hombre que se había sacrificado durante años, cuidando de ella hasta la saciedad. Lo que se merecía era una patada en el culo y un «hasta luego, Lucas» y «si te he visto no me acuerdo». Que tratara de venderme o insinuarme que Rafa era un maltratador no tenía perdón.
¡Rafa! ¡Mi Rafa! ¡Por el amor de Dios! Si antes de matar una mosca, le abría la ventana para que saliera. No quise seguir escuchando todas aquellas sandeces, porque sabía que eran fruto de la rabia y el despecho. Que Olivia había terminado de perder el norte pasaba a ser una realidad.
—Perdona que te corte, Olivia, pero con todo lo que me estás diciendo, en el fondo te estoy haciendo un favor, ¿no? Te he quitado una gran tortura de encima, por lo que veo. Si Rafa es todo eso y ha hecho las grandes barbaridades que estás insinuando, no entiendo cómo no lo denunciaste antes. Te agradezco la preocupación, pero, como tú dices, el regalo ahora es mío. No sufras, que asumo el riesgo de que me haga lo mismo que a ti. Porque, si eso supone tener a un hombre que me entregue su vida, que me cuide y que bese el suelo por donde piso, no pienso soltarlo jamás. Tú dedícate a ser feliz, que como ahora ya no tienes ese lastre encima lo vas a ser, ¿verdad? —Estaba temblando de la ira y del asco, y no le di tiempo a responder. Colgué el teléfono fuera de mí y controlé las ganas de lanzarlo por la ventana, porque sabía que Olivia no estaba dentro.
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¡Sí, quiero! Pero contigo no
RomanceAntes que te decidas a embarcarte en este libro tengo que confesarte una cosa: ¡Esta historia es real! 😱😱😱 Sí sí, como lo oyes, esto pasó de verdad, una novia 👰♀️ pasó su luna de miel 🏝 sola. ¿Te lo puedes creer?🙊 Esa es la misma cara que yo...