DANI
Lo miré horrorizada. No podía estar haciéndome eso. No, ahora no. Se lo dije, se lo advertí, nada de sentimientos, nada de emociones, nada que supusiera interferir en nuestras vidas.
El día siete me casaba e iba a hacerlo sí o sí.
Me había comprometido con Víctor, con nuestros amigos, con nuestras familias. No podía echarlo todo por la borda, ahora no.
La cabeza me martilleaba en el interior del coche.
¿Por qué Rafa había tenido que soltarme eso?, que no me casara, que Víctor no me iba a hacer feliz. ¿Cuál era el motivo? ¿Que le había dicho que el sexo entre nosotros había terminado? Era lo lógico, algo que se sabía. No podía alargarlo más, iba a ser una mujer casada y no estaba dispuesta a ser infiel toda mi vida.
Había vivido una gran pasión, una gran aventura al lado de Rafa, pero debía acabar. No iba a estar siempre entre dos aguas, no era justo ni para Víctor ni para él.
Llevaba días planteándomelo en silencio, postergándolo. Como cuando suena el despertador, cierras los ojos y dices «solo cinco minutos más», pero al final toca levantarse. Lo había llevado al límite y ahora me tocaba acelerar para no llegar tarde al trabajo.
Tenía un cabreo monumental sacudiéndome por dentro. Joder, se suponía que Rafa estaba acostumbrado a ese tipo de relaciones, a follar por follar. Me había garantizado que lo nuestro no iba a afectarnos y ahora me venía con esas. Casi no podía respirar del agobio, tenía un nudo constriñéndome el pecho ante la sugerencia que me había hecho. Rafa era mi amigo, mi confidente, mi compañero en la cama, pero no era el hombre con quien iba a compartir el resto de mi vida. Ese era Víctor, el que yo había elegido, y no era justo que a estas alturas de la película pretendiera un cambio de guion.
Condujo en silencio, él metido en sus cavilaciones y yo en las mías, como dos extraños que viajan juntos en el mismo vagón de tren y que solo comparten el traqueteo de las vías.
Detuvo el coche, como preludio a que nuestro viaje como amantes había llegado a su fin, no de la manera que me hubiera gustado, pero había sido así.
Él había aportado muchas cosas a mi vida, no lo iba a negar, pero tampoco podía tolerar que se inmiscuyera en mis decisiones y, sobre todo, en una tan importante como mi matrimonio.
—Dani, de verdad que siento si te he incomodado, no pretendía... —Silencio. Se pinzó el puente de la nariz y me miró con fijeza—. Solo quiero que seas feliz.
—Yo también quiero ser feliz —respondí tajante—. Y mi felicidad está al lado del que escogí hace años como compañero de vida. Tal vez no sea tan explosivo en la cama como tú, pero nos llevamos bien, nos comprendemos y nos respetamos. ¡Y qué narices! ¡No tengo por qué justificar mi elección!
Lo vi tragar con dificultad.
—Está bien, es tu decisión. Solo quería que supieras lo que pensaba. Tal vez no debí decirlo en voz alta, perdona.
—Tal vez tengas razón y debiste guardarte el pensamiento, como yo hice en su momento con Olivia. ¿O te pedí alguna vez que la dejaras? —Él negó apesadumbrado y yo suspiré—. Solo te solicité una cosa para meterme en tu cama y esta noche la has incumplido.
—Lo sé —soltó abatido, hundiéndose en el asiento del coche—. Perdóname, olvídate de lo que dije. Fue un momento de calentón, no debí hacerlo.
—No, no debiste, pero lo hecho, hecho está.
—No quiero perderte, Dani. —Su tono de voz era suplicante.
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¡Sí, quiero! Pero contigo no
RomanceAntes que te decidas a embarcarte en este libro tengo que confesarte una cosa: ¡Esta historia es real! 😱😱😱 Sí sí, como lo oyes, esto pasó de verdad, una novia 👰♀️ pasó su luna de miel 🏝 sola. ¿Te lo puedes creer?🙊 Esa es la misma cara que yo...