LXI

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La lámpara de deficiente luz que pende sobre la mesa se roba su atención durante los cortos segundos en que ambos se quedan en silencio, dejándose envolver por el sonido del ahora concurrido lugar. Jin se siente cálido de adentro hacia afuera, como si el afecto que lo invade irradiase con suficiente fuerza como para desbordar su caparazón.

Todavía quiere ampliar su idea, ser explícito con aquello que quiso decirle —que aún quiere decirle—, sin embargo, no está seguro de ofrecer la última cuota de su vulnerabilidad cuando los ojos de Namjoon parecen devolverle su propia respuesta.

Él no quiere hacer algo como eso en una cafetería, con personas a su alrededor y un montón de factores de posible distracción, por lo que reserva la manifestación oral del afecto para otro momento, concentrándose en la razón por la que están allí y en la importancia de que el alfa hable de aquello que estuvo irritándolo todo el día.

Jin está a dos cucharadas de terminar su postre cuando la misma chica de antes se vuelve a presentar ante ellos para dejar claro que, de necesitar algo más, pueden hacérselo saber. Ellos reciben su oferta con amabilidad, sin mencionar que van a prescindir de ella ahora que están a punto de culminar su orden y abandonarán el establecimiento.

La taza del alfa todavía alberga algo del líquido amargo cuando el chico vuelve a intervenir, esta vez con una confesión que le parece absurda, pero que necesita dejar salir para tener paz.

—Me tomé el atrevimiento de contarle al señor Jung sobre esto— menciona con la mirada fija en las rubias hebras de la cabeza del hombre.

La extensa jornada ha transformado su peinado, desgastando el orden de sus cabellos que ahora caen sobre frente y le dan un aspecto más jovial. La imagen le hace pensar en un Namjoon más joven, universitario y de su edad. Siembra la duda en torno el aspecto ajeno durante aquella etapa.

—¿Sobre...? —vacila el otro, curioso por la ambigüedad de sus palabras.

—Lo que pasó luego de la clase, con Eunwoo— dice, atento a la expresión ajena—. Y en tu oficina, ya sabes.

A pesar de que Jin no sabe si interpelar la reacción que el alfa tuvo en dicho momento es cómodo, aún desea llevar la conversación a un asunto en concreto, al mismo al que el señor Jung intentó darle una respuesta cuando acudió a él por ella.

—¿Y qué dijo Hoseok?

Finalmente, la preciosa vajilla transparente ha quedado vacía. Aunque ya no tienen más razones para quedarse allí, ninguno se mueve de su asiento ni menciona algo al respecto.

—Estaba sorprendido, tal vez un poco confundido. No sabía si estábamos hablando de la misma persona, de ti —responde con una sonrisa, recordando la expresión en el rostro del omega mayor—. Yo también me sentía así. Todavía me siento así.

—¿Confundido? ¿Sorprendido?

—Ambas cosas. Sorprendido porque no esperaba que te sintieras celoso —aclara, tamborileando los dedos sobre la mesa.

—¿Y confundido por qué? —cuestiona Namjoon.

Indagar sobre la vida del otro no es algo que lo haya hecho sentir correcto, pero Jin no puede culparse por ello ahora que lo ha hecho y se lo ha dicho al hombre. Espera no escucharse entrometido luego de hablar y que el alfa sepa entender la lógica tras sus acciones, el sentir motivador.

—¿Alguna vez sentiste celos cuando estuviste con Eun Soo?

Le cuesta indagar por ello. Le cuesta cuando la pregunta parece tomarlo por sorpresa. Aunque no pretende escudriñar en su pasado, mucho menos en el pasado de su vida amorosa, necesita escucharlo del hombre. Quiere que sean sus propias palabras las que den por concluido el tema.

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⏰ Última actualización: Jan 12 ⏰

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El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora