XII

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El silencio de la oficina y el constante sonido del tic tac de reloj de pared que le regaló Yoongi, hacen parte de la rutina que ha establecido para trabajar del modo correcto en la universidad.

Namjoon detesta el ruido. Es del modo en que se ha acostumbrado a vivir, rodeado de soledad y silencio.

Incluso si el otro ruido que acompaña la habitación, además del reloj, es el que producen sus dedos al digitar sobre el teclado de la laptop, el alfa puede escuchar a lo lejos dos voces conocidas. Entonces rueda los ojos cuando el ruido incrementa y se ubica justo del otro lado de la puerta cerrada.

Yoongi y Hoseok están entrando a la oficina mientras mantienen la discusión de algo que Namjoon no está interesado en saber, pero que le irrita ligeramente. Siempre es del mismo modo. Ahora, además del reloj y de sus dedos tecleando, las voces de ambos hombres hacen presencia en la oficina de una manera imprudente que le resulta mucho más familiar de lo que le gustaría admitir.

Ellos se están sentando sobre la sala pequeña de la oficina y mantienen sus ojos sobre el otro, mientras elevan el tono de voz en una acalorada discusión sobre lo que parece ser un libro y una escena sobre alguien limpiando los trastes. Bien, Namjoon no está interesado en lo absoluto. Sin embargo, sus ojos viajan hasta los dos hombres, esperando que alguno se percate de que acaban de interrumpir su trabajo y su tranquilidad.

—Me gustaría que tuvieran la delicadeza de golpear la puerta antes de entrar a mi oficina —dice, elevando el tono de voz.

Entonces Yoongi se gira para observar el modo en que los ojos de Namjoon lucen por encima de sus lentes, ahora ligeramente escurridos sobre su nariz.

—Como si eso fuese necesario —murmura el alfa de cabello negro con una sonrisa. Hoseok detiene la discusión para mirar al rubio en el escritorio y sonreírle amablemente del modo en que siempre lo hace.

—Hola, Namjoon —saluda afectivamente. Su sonrisa con dientes luce sincera, siempre sincera.

—¿Alguno quiere decirme porqué demonios están acá? Estoy trabajando, par de idiotas.

—Es hora de comer —responde el pelirrosa—. Estamos acá para que saques tu culo de esta oficina y vayas a alimentarte con nosotros.

—No me apetece —menciona agriamente, sus ojos viajan de nuevo a la pantalla para retomar su labor.

—De todos modos, nos vamos a quedar aquí a esperar. No nos importa tu opinión, nunca lo ha hecho —dice el alfa mayor con seriedad.

A pesar de los años transcurridos, la diferencia entre las dos personas sentadas en el sillón siguen pareciendole curiosa. Ridículamente opuestos para funcionar. 

El rubio no dice nada y tanto Hoseok como Yoongi vuelven a retomar la discusión, esta vez con mucha más calma. Entonces Namjoon se da cuenta de que no puede volver a concentrarse en la tarea que estaba llevando a cabo en la laptop del mismo modo y su atención recae sobre los dos hombres que siguen hablando en la sala de su oficina.

No puede evitarlo. Incluso si la charla es sobre un tema tonto, Namjoon no puede fingir que la fuerte química entre los dos hombres es inexistente. Sus ojos no pueden evitar desviarse con disimulo hacia su par de amigos para percatarse de que allí, en medio de la escena que es mucho más que cotidiana, Hoseok está mirando a Yoongi como si su opinión frente al personaje del libro que está limpiando los trastes, fuera lo mejor que ha oído jamás. 

Y luego está el alfa mayor que, pese a la rudeza de su explicación y el deseo de querer tener siempre la razón, no puede tampoco apartar sus ojos de los de Hoseok. Como si con ello buscase que el otro no olvide, que incluso si están discutiendo, él aún va a mirarlo como si fuese lo más importante.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora