Decir que está nervioso es poco.
Namjoon intenta concentrarse en las labores que debe realizar a lo largo del día, en las clases que dictará y en la reunión del consejo de profesores a la que necesita asistir, pero el hombre no puede apartar sus pensamientos del encuentro al que accedió la noche anterior. Se odia. Dios, cómo se odia.
No se supone que deba andar aceptando propuestas para ir a cenar. Al menos no de su ex esposa.
Idiota.
Incluso si se odia por haber aceptado una invitación directo al fracaso, Namjoon no puede evitar sentirse frágil ante el futuro encuentro, ante la idea de ellos dos cenando íntimamente luego de haber fracturado su matrimonio. El hombre está dirigiendo sus pensamientos hacía donde menos debe: a su pasado.
Le gustaría fingir que no anhela cosas que acontecieron y que en su momento lo hicieron feliz, sin embargo, no puede simplemente mentirse de ese modo. Menos ahora que sus recuerdos giran en torno a su historia, al modo en que ambos se conocieron gracias a su hermana. Al corto noviazgo y al matrimonio demasiado precipitado para su bienestar.
Ellos eran demasiado jóvenes para definir algo tan importante como una vida al lado del otro. Demasiado enamorados para ver más allá de sus narices, justo sobre su futuro, sus trabajos y metas personales.
Demasiado orgullosos y egoístas para sacrificarse por el otro.
Desconoce qué hubiese sido de ellos si hubiesen tomado otras decisiones, otros caminos. Si él hubiese renunciado a su puesto como profesor universitario para correr detrás de ella. Si Eun Soo hubiese abandonado su sueño como diseñadora de modas en China para quedarse en Seúl con él.
¿Seguirían juntos?
Le gustaría que la respuesta fuera un rotunda "sí", pero en el fondo sabe que no lo es. Que hubo otras variables más en juego, como la clara relación de poner, marcada por el desequilibrio, en donde la balanza parecía inclinarse siempre del lado de ella, de sus decisiones y deseos. El elefante en la habitación que nunca hubiera permitido que siguiera adelante, incluso con la renuncia de sus proyectos personales.
Namjoon espera que sea distinto ahora, que los defectos y errores del pasado los hayan convertido en personas maduras, dispuestas...
La pequeña idea de la posibilidad lo sobrecoge, lo derrumba. La utopía lo hace sentir tonto, terco ante la inviabilidad de aferrarse a un vínculo del que no posee nada más que una marca fallida y una tensión constante que flota en el ambiente cuando está con ella.
Sus pasos son firmes cuando arriba la facultad para comenzar el día y en el proceso, despojarse de los pensamientos, de las ilusiones, de todo aquello que lo hace sentir más cerca de ser humano. Namjoon retoma su postura profesional y seria cuando entra a su oficina para descargar sus cosas y planear en su cabeza de manera ordenada todas las responsabilidades del día.
Vuelve a ser el señor Kim, el mismo del que la gente cuchichea en los pasillos por su fama de frivolidad.
—¿Puedes explicar por qué no pasaste por mi oficina? Fui claro cuando te escribí que te quería allá apenas llegaras.
—Buenos días, Hoseok —saluda, claramente molesto por el modo grosero en que el omega suele irrumpir en su oficina, sin tocar la puerta, sin llamar.
—¿Y bien? —pregunta el otro, avanzando hasta el escritorio para tomar uno de los lápices de madera que se encuentran en el portapapeles del alfa—. ¿Qué te pasa hoy?
—¿Qué me pasa de qué? —cuestiona, evadiendo la mirada del otro.
Namjoon lo maldice mentalmente. Odia a Hoseok. Lo odia por conocerlo bien y saber que le sucede algo.
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El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)
FanfictionKim Seok Jin es un omega que ha aprendido a conformarse con aquello que le fue enseñado si con ello asegura el futuro que otros siempre han deseado. Sin embargo, le gustaría poder deshacerse de la pesadilla constante que representa habitar su cuerpo...