Namjoon está pensando en varias cosas a la vez mientras intenta mantener la compostura sobre la silla del avión en la que está sentado.
La mujer que emite sonidos húmedos con la boca mientras saborea con gusto exagerado un postre y que está en el asiento contiguo, no lo deja meditar en paz. La odia. El hombre se ha esforzado por ignorar el modo en que su boca parece succionar con agrado cada cucharada del postre esponjoso, pero no puede.
Al menos él aún puede ver a través de la ventana, contemplar las nubes y el panorama inmenso que se extiende ante sus ojos y que lo hace sentir pequeño, insignificante.
Su mente está procesando uno a uno los sucesos últimos, intentado ordenarlos de manera eficiente y esperando llegar a conclusiones coherentes que le permitan mediar sus acciones futuras. No es tan coherente cuando lo hace. El hombre aún está conmocionado por el conjunto de emociones que lo atraviesa y que le impiden centrarse en una sola cosa, en un objetivo concreto y racional.
El rumor adolorido sigue allí, asentándose en su pecho, ampliándose con cada segundo. Namjoon al menos está seguro de algo: no es suyo. A pesar de estar triste por la pérdida reciente en torno a Eun Soo, el alfa sabe que está bien. Su tristeza no alcanza la magnitud de aquella que parece albergar su pecho.
Ser consciente del lazo que ya no los une, lo hace replantear la causa tras el sentimiento desesperanzador que cobija bajo su cuerpo. No es Eun Soo, ya no más.
Namjoon no sabe a quién más atribuir la autoría sino al chico de cuellos tortuga y mechones castaños rebeldes que mordió hace unos días. No tiene más explicaciones, no halla más motivos para sustentar el dolor que no parece detenerse incluso si su racionalidad le indica que está bien, que el asunto con Eun Soo no es lo suficientemente grave para presentar esa sintomatología.
Luego está Hoseok como un segundo elemento que ha decidido enlazar con sus sospechas. Namjoon se ha dedicado a revisar cada uno de los mensajes de texto y de voz para hallar la desesperación en la voz del omega demandándole presencia en Seúl. Hay amenazas e insultos en medio de frases que lo cuestionan sobre su actuar, sobre lo "instintivo" que fue, sobre la cobardía frente al huir. El alfa no necesita que el pelirrosa mencione el nombre de Jin para darse cuenta de que la situación involucra al chico.
Nadie, además de Jin y él, tendría que saber lo de su celo cuando tuvieron sexo y lo de su huida a Jeju luego del acto.
Nadie.
Sin embargo...
Namjoon está aterrado en medio del asiento del avión con destino a Seúl y junto a la mujer desagradable que se ha comido dos postres para manejar su ansiedad. Las sospechas siguen siendo sospechas, pero la posibilidad de haber dejando un recuerdo físico y tangible sobre el otro lo remite a una conclusión inevitable.
El hombre ha relegado a su instinto por años al fondo de su ser, obligándolo a quedarse allí y no pronunciarse en lo absoluto. Namjoon lo odia por su naturaleza incontrolable, por haber hecho de su vida una miseria luego de la pérdida y por no ser capaz de afrontar la ruptura con madurez. Inmerso en la racionalidad del pensar y obrar, el alfa pensó que iba a ser así siempre, que su arista más despreciada estaba bajo su control y poder.
Teme perder el adiestramiento que le costó años por algo que se sale de sus manos, que lo trasciende como ser humano, como instinto. No quiere enfrentar la posible verdad de haber sido planeado, encajado en algo antes de poseer razón. La incertidumbre se lo traga cuando su lobo parece traicionarlo en el fondo de su pecho, negándole la confirmación que necesita para hacer frente a la realidad del asunto.
Lo odia. Se odian mutuamente, pero el alfa espera que se apiade de la duda que lo consume en medio de la ansiedad.
Espera que su instinto lo perdone por el daño que le hizo, por la censura a lo que lo sometió por años. No la tiene fácil. Incluso si el alfa ha guardado silencio en los últimos momentos, buscando alguna prueba de la manifestación de su lado más salvaje, no hay nada de su parte.
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El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)
FanficKim Seok Jin es un omega que ha aprendido a conformarse con aquello que le fue enseñado si con ello asegura el futuro que otros siempre han deseado. Sin embargo, le gustaría poder deshacerse de la pesadilla constante que representa habitar su cuerpo...