VI

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Jin ha comprado el almuerzo de la cafetería compuesto de algunas verduras y carne, una porción de pastel de frijol dulce, kimchi y arroz. Sabe que se las arreglará con eso hasta la noche, cuando pueda comer algo de la cafetería, que usualmente su jefe Seung suele obsequiarle por lo duros que son sus turnos.

El castaño está tan agradecido con el alfa por eso, porque con el pequeño detalle lo hace sentir menos hambriento. Al menos de ese modo, Jin está consumiendo dos comidas al día, en lugar de una. Bueno, en los días en que tiene turnos en las noches.

—Hola.

Mierda.

El omega no puede evitar sentirse incómodo, primero por el olor de la menta que conoce bien y luego, por la presencia del alfa de cabello negro frente a él. No le basta con ello, el chico está también sentándose en la silla de su mesa como si el otro lo hubiese invitado.

Ni con toda la amabilidad del mundo, Jin invitaría a Jungkook a compartir su mesa. Nunca.

—¿Prefieres el asqueroso almuerzo de la universidad antes que un buen restaurante?

Jin no quiere responder a la clara ofensa que representa el comentario del otro. Así que solo enfoca sus ojos en el plato, tomando con los palillos una porción pequeña del pastel de frijol dulce. Incluso si intenta que el agarre sobre los utensilios sea seguro, teme que su mano le haga una mala jugada y comience a temblar.

—Te estoy hablando, tontito.

No quiere mirarlo, no. Pero el dedo de Jungkook hace presencia en su campo de visión y se hunde sobre su plato de comida, justo sobre la mezcla de verduras y carne. Es grotesco, pero Jin no está sorprendido por las acciones del otro.

—Solo quiero comer en paz, Jungkook —dice con la voz baja. A Jin le gustaría poder mostrarse menos vulnerable y tonto frente al otro, pero no puede. Aunque su tono es amable y sabe que el otro no lo merece, se niega a que sea de otro modo.

El dedo de Jungkook sigue en su comida y Jin reprime de manera furiosa la mueca de asco que está a punto de formarse en su cara, intentando comer con una naturalidad fingida que le sorprende.

—¿Si sabe bien? —pregunta el chico—. Temo que no sea suficiente para ti un ordinario almuerzo de cafetería de universidad.

No responde. Jin sigue comiendo mientras observa su plato con el dedo de Jungkook aún en sus verduras con carne. Está tan molesto y la humedad comienza a picar en sus ojos, pero se reprime tanto como puede ante el sentimiento de impotencia, de maldita fragilidad y sumisión. 

—¿Sabes que no puedes simplemente ignorarme, verdad? —pregunta insistentemente. Su tono es enojado y hace temblar a Jin un poco, sin embargo, el omega sigue fingiendo normalidad mientras come y ruega con todas sus fuerzas que el otro se vaya.

Hay silencio. Al castaño le gustaría que alguien los interrumpiera para preguntar alguna cosa tonta, pero Jin ni siquiera cuenta con personas en el campus que lo conozcan siquiera un poco como hacerlo. Y se odia por eso, por no ser lo suficientemente competente para entablar conversaciones o hacer amigos. Él solo es bueno para estudiar, memorizar y entender temas relacionados con la academia. No sirve para nada más.

—¡Te estoy hablando! —El grito lo hace sentir pequeño. 

Le gustaría que solo fuera eso, pero no es suficiente para el alfa, así que las manos grandes de Jungkook están empujando con fuerza su almuerzo, lejos de la mesa, en el piso. Jin se queda quieto, demasiado quieto sobre su posición. Tiene los ojos fijos en el lugar en donde antes estaba su almuerzo. Las lágrimas siguen amenazando con salir, pero se niega a llegar a ese grado de vulnerabilidad con el otro.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora