XXIX

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Jin se asegura de que cada cosa esté en su lugar cuando agarra su maletín, las llaves del apartamento y la funda cubre-traje para salir del apartamento. Tomar taxi no es lo suyo, especialmente con una economía que le impide hacer algo como eso, sin embargo, prefiere dicho transporte para evitar la conglomeración del metro que, seguramente, estropearía la prenda ajena. 

En el recorrido, el omega observa con atención el paisaje a través de la ventana, el día ligeramente iluminado por un sol medio escondido entre las nubes. No está haciendo demasiado calor, así que el chico no se preocupa por el cuello alto y el tejido grueso de su suéter.

Su labor en la universidad el día de hoy solo está enfocada en la revisión de algunos textos y de una conversación pendiente con el señor Kim para definir algunos asuntos concernientes a las notas y la finalización de la materia de la cual es monitor. Jin recuerda al hombre mencionando algo sobre un viaje antes de la culminación del semestre y su inevitable ausencia en la semana siguiente, así que el omega sabe que debe asumir algunas responsabilidades cuando el hombre no esté.

Está caminando con cautela por los pasillos de la universidad, siendo cuidadoso de mantener firme el gancho del que cuelga el cubre-traje. La primera parada es el baño. Jin se queda allí algún tiempo arreglando su aspecto, peinando con cuidado sus cabellos, humectando sus labios y asegurándose que el cuello cubra con suficiencia la porción de piel que se niega a mostrar. Pasa mucho más tiempo allí del esperado antes de darse cuenta de que debe ir a la cafetería. Sus pasos son apresurados cuando llega a la pequeña fila del establecimiento para esperar algunos minutos y finalmente pedir un café.

Sus ocupadas manos son un caos tratando de hacerse cargo de todas las cosas que trae, no obstante, el chico se las arregla para golpear la superficie de madera lo suficientemente fuerte como para ser escuchado. La voz que viene de adentro le permite seguir, así que lo hace, esforzándose por no soltar ninguna de las pertenencias. 

—Seok Jin —menciona el hombre, abandonando su mirada para depositarla en el chico, claramente incómodo por la carga en sus manos—. Buenos días.

El omega sonríe suavemente ante el saludo y avanza hasta el escritorio del hombre, procurando no arrugar la funda cubre-traje en el proceso. 

—Señor —dice una vez está frente a él—. Buenos días.

—¿Necesitas ayuda? —pregunta el alfa, acomodando sus lentes sobre el tabique y poniéndose de pie de manera elegante. 

El señor Kim no espera su respuesta para quitarle la funda cubre traje de las manos y tomar el vaso de café de la otra para depositarlo sobre el escritorio. Jin parece mucho más aliviado cuando sus manos están libres y luce menos ocupado.

—Es su abrigo, señor —murmura suavemente, señalando la funda que cubre la prenda con cuidado—. Y el café es para usted.

El rubio está asintiendo para luego acomodar la prenda sobre la silla paralela a la suya.

—Gracias, Seok Jin —responde entusiasta mientras toma con cuidado el vaso para llevarlo a sus labios. Desde la corta distancia que los separa, el omega puede ver los suaves hoyuelos hundir la piel cerca a la boca del hombre en el proceso. El gesto lo hace sentir cálido y torpe—. ¿Cómo ha... cómo estás?

Lo sorprende. La repentina pregunta lo toma con la guardia baja y Jin no puede evitar pensar, aunque no quiere, en el penoso suceso de días atrás. Su cara está ardiendo bajo el sonrojo evidente, pero el chico se niega a verse afectado por ello. No se siente incómodo, más el pensamiento de haber involucrado al hombre lo tiene mucho más nervioso de lo que quiere admitir.

—Estoy bien, señor —contesta. Jin es sincero cuando mira los ojos del alfa a través de sus lentes, sintiéndose vulnerable bajo su mirada—. Yo... estoy mucho mejor. Gracias por preguntar.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora