XLVII

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Cuando los ruidos que produce el hombre en la habitación contigua hacen presencia en el apartamento, Jin se da cuenta de que ha estado dos horas despierto contemplando la pequeña luz que se cuela a través de la cortina de su habitación. Los pasos de las pantuflas verdes de Namjoon a través del pasillo son tranquilos, pero el sonido que emiten presiona su corazón de una manera que le resulta dolorosa.

El omega conoce bien la rutina del otro. 

Sabe que va a poner algo de música relajante en el parlante portátil para luego preparar una taza de café. Luego de algunos minutos, golpeará la puerta del chico para decirle que el desayuno está listo y ellos comerán sentados en las butacas de madera de la cocina, con la música sonando en el fondo y parte de la vista del cielo a través del ventanal.

Sin embargo, no quiere eso. 

Jin no quiere hacerle frente luego de lo que sucedió anoche. 

Incluso si desea quedarse allí más que nada, aún debe ir a la universidad. Exactamente a la oficina del señor Jung para ponerse al día con la calificación de un trabajo. La opción de escabullirse también hace presencia. Le llama la atención poder salir del apartamento sin que el alfa se dé cuenta, no obstante, no es del modo en que funcionan las cosas. 

Ya no.

Es un adulto lo suficientemente maduro para enfrentar aquello que no quiere, pero debe. Incluso si consigue escabullirse, ellos aún deben compartir el mismo espacio. Van a tener que hablar en algún momento o simplemente continuar como si nada hubiese pasado. Sin embargo, cuando se detiene a pensar en la última opción como la mejor de las posibilidades, se da cuenta de que tampoco la quiere. No desea escapar de eso a lo que fue capaz de hacerle frente ayer en la noche mientras ambos estaban en el pasillo.

Luego de algunos minutos la música suave hace aparición en el lugar. Se oye lejana y particularmente diferente a otras mañanas, pero es lo que necesita para ponerse de pie, cepillarse los dientes y salir de la habitación. Su corazón está latiendo con fuerza cuando finalmente logra vislumbrar al otro en la cocina, de espaldas y revolviendo algo en un sartén.

Luce increíble en su pijama y Jin tiene tantas ganas de abrazarlo, de jodidamente besarlo. El deseo lo aturde, lo marea mientras camina silenciosamente. Sus pensamientos se detienen cuando se da cuenta de que aún necesita algo más que eso, algo más que desear en soledad. Quiere seguridad y reciprocidad por parte del otro, incluso si se trata de una cosa tan tonta como un beso.

—Estaba a punto de llamarte —dice el hombre cuando se da la vuelta y sus ojos se posan en Jin. Lo hace sentir vulnerable, extraño. No dice nada más, nada respecto al beso y el pecho del omega se oprime por ello. Ni siquiera sabe si quiere hablar del asunto, pero no hacerlo lo hace sentir igual de triste.

—Gracias.

No sabe qué más decir cuando los sentimientos se arremolinan en su cabeza y no logran escapar de ella por ninguna vía. De ese modo, el chico se limita a sentarse en una de las butacas para que el otro deje una taza de té humeante sobre el mesón. Su estómago se revuelve a pesar de que el desayuno frente a él es de su agrado. Jin simplemente no puede concentrarse cuando tiene al otro comiendo a su lado, a pocos centímetros de distancia, con la misma boca que él quiso besar la noche anterior cuando falló en el intento...

—Debo ir a la universidad a una reunión del consejo de profesores de planta —anuncia con la mirada puesta en su plato. Sus movimientos siguen siendo elegantes, incluso si luce informal portando el pijama —. Si quieres puedo llevarte.

—Eso estaría bien —murmura Jin, para luego asentir con la cabeza. 

Sería mentiroso de su parte decir que no hay tensión, que el ambiente es igual que el de los otros días. Puede sentirlo, sobre todo porque el lobo de Namjoon está un poco inquieto bajo su pecho cuando consigue hallarlo en medio del silencio de ambos.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora