El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)

XXXVII

A diferencia de Hoseok, Namjoon no tendría que estar allí. 

El hombre no ha decidido impartir intersemestrales mucho menos ha programos actividades dentro de la universidad, por lo que su presencia allí es completamente innecesaria. 

Él podría estar descansando, visitandos a sus padres, usando ropa holgada de casa y pidiendo algún delivery de comida chatarra.

No es así.

Namjoon está enfundado en uno de sus trajes habituales de trabajo. Sentado en la cafetería de la facultad, en una de las mesas más cercanas a las ventanas que le permiten obtener una buena vista del pasillo en donde está ubicada la oficina de Hoseok. El alfa jamás estuvo tan agradecido por la cercanía del establecimiento al recinto del docente como ahora que la ubicación le permite observar tranquilamente lo que sucede en el piso. 

Allí no hay mucha gente. Los pasillos apenas si son recorridos por las personas que están allí por un intersemestral o por algún programa de extensión en idiomas. El flujo pequeño de gente le brinda mucha más claridad del panorama, pero al rubio le gustaría que fuese ligeramente mayor, de modo tal que su escondite no sea descubierto.

Es estúpido, lo sabe. 

Es un hombre de 33 años fingiendo tomar café de un vaso vacío, mientras espera la aparición de un estudiante. 

Es del modo en que es. 

Namjoon ha decidido tomar el dato proporcionado por Yoongi y allí está: esperando que Jin aparezca en la universidad.

Hay algunos estudiantes dándole reverencias formales cuando se percatan de su presencia en el establecimiento, pero el hombre no está interesado en entablar conversaciones con ellos. Sus ojos están puestos en el pasillo y en el ascensor de la facultad.

Cerca de las 12:30 del mediodía, la figura elegante de Hoseok hace presencia tras las puertas del elevador, seguido de un Seok Jin ligeramente más delgado y pálido. Namjoon puede darse cuenta del cambio en el aspecto del chico de manera rápida, puede notar el modo en que sus pasos lucen cansados mientras ambos avanzan hasta la oficina.

No puede evitarlo. El sentimiento de tristeza ajeno sigue allí, pero a su lado se suma la preocupación que le suscita el aspecto actual del chico. La culpa comienza a hacer de las suyas en su cabeza, incluso después de que ambos entran a la oficina del hombre mayor y cierran la puerta.

Namjoon no sabe qué esperar, para ser honesto. No sabe qué hace allí cuando el omega de cabello rosa fue claro al manifestarle que no lo quería cerca del chico. 

No tiene un plan ni un discurso ni una mierda. El hombre simplemente está allí esperando quién sabe qué cosa, portándose como un completo idiota y pidiendo un tercer café para volver a ocupar la misma mesa.

Los nervios lo invaden como si estuviese a punto de hacer algo peligroso. No lo sabe. El alfa ni siquiera está al corriente del asunto en el que se está metiendo. El objetivo coherente que ha trazado en su cabeza antes de salir de casa sigue allí, pero parece inválido cuando se da cuenta que los motivos de su comportamiento están más allá de querer aclarar el asunto del apartamento con Jin.

Se queda esperando algunos minutos, tal vez muchos más de los que debería. Podría irse a su apartamento, pero su cuerpo parece haberse quedado estancado en el asiento. Sus dedos barren con lentitud algunas de las migajas que reposan sobre la superficie de madera mientras sus ojos se desvían a la vitrina de la cafetería, luego al ascensor y finalmente al pasillo en donde está la oficina de Hoseok.

Entonces la puerta se abre, Namjoon enfoca sus ojos en el lugar, esperando ver a Hoseok y a Jin saliendo del lugar, pero solo este último está haciendo presencia. Aunque los pasos del chico son tranquilos, carecen de vigor alguno una vez comienza a encaminarse hacia la cafetería. El alfa puede sentir sus latidos acelerarse gracias a la posibilidad de que el omega descubra su escondite. Su cuerpo traicionero está poniéndose de pie torpemente, empujando la pequeña mesa de madera y haciéndola tambalear en el proceso.