V

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—Me gustaría ser amable y decir que la presencia de Hoseok en mi oficina es bien recibida, pero también me enseñaron a ser sincero.

Namjoon sonríe divertido, sus hoyuelos hacen presencia antes los ojos pequeños de Yoongi, quien lo está mirando con la misma mueca divertida, pero menos seria.

—Idiota —murmura el omega sin mirarlo. Los ojos del pelirrosa están clavados en unas hojas de algo que el rubio no está interesado en saber de que trata, pero supone, es material de sus clases.

—Sabes que no me gusta estar con él en cada lugar al que voy, pero es como un niño terco y caprichoso —susurra Yoongi seriamente, mientras digita algunos cambios en el documento de su plan de estudios. Está sentado al otro lado del escritorio del alfa rubio, con una laptop en frente.

—Escuche eso, Min Yoongi —resopla de nuevo el omega y Namjoon deja salir una débil risa mientras enfoca sus ojos en la ventana de su oficina. La vista no es la mejor cosa, pero al menos desde ahí puede ver el cielo y de ese modo, prever el clima.

—Estoy cansado como la mierda —dice. Sus ojos no dejan de prestar atención al cielo y a las nubes grises y espesas que anuncian un posible chubasco.

—Yo también —menciona el omega, todavía sentado en el sillón de la pequeña sala de la oficina del rubio. Luce concentrado, con su vista fija en los papeles. Entonces Namjoon se da cuenta de que está calificando algunos exámenes y que sus pies están sobre la mesa del centro.

—No te pregunté —dice, intentando ser lo más inexpresivo posible—. Y baja tus pies asquerosos de mi preciosa mesa, Hoseok.

El omega no hace caso. De todos modos, no lo espera. Acatar sus ordenes nunca ha sido lo suyo.

—¿Podemos salir a comer algo? —pregunta el omega de nuevo y esta vez el rubio no tiene nada que replicar porque su estómago está demandando también un buen café y alguna bolsa de frituras terriblemente dañosas para su cuerpo.

—Yo acabé con esto —responde Namjoon, guardando las últimas modificaciones en su laptop, para luego cerrarla suavemente. Sus ojos se fijan en la tez pálida del otro alfa y en la expresión de concentración que atraviesa sus delicadas expresiones.

Entonces Yoongi parece sentir la pesadez de su mirada, porque sus ojos viajan hasta los suyos y asiente con la cabeza de modo casi imperceptible, pero el rubio lo entiende.

—10 minutos —dice apenas y no se dice más. 

Namjoon se pone de pie para estirar las piernas y limpiar suavemente sus lentes con un pequeño trapito de algodón que reposa sobre la superficie de su escritorio. Hoseok también parece haber finalizado sus quehaceres por ahora y está deslizando sus dedos sobre la pantalla de su teléfono con mucho interés. El rubio quiere molestarlo por la simpleza del hecho, pero se dedica a caminar con lentitud por la oficina, pasando por detrás de sillón en donde está sentado el omega y dándole un pequeño empujón en la cabeza que hace gruñir al pelirrosa por lo bajo.

Se contenta con eso. De algún modo, la presencia de Hoseok hace que su deseo de enfurecerlo y molestarlo se agudice. Es una suerte que Namjoon aún pueda molestarlo en presencia de Yoongi sin que el alfa se enoje. También es una suerte que ambos hombres estén dispuestos a tolerar su actitud agría y carente de afecto.

En algún punto de los 10 minutos, el rubio también revisa su celular en busca de algunos mensajes. Sus dedos deslizan con ansiedad la lista de chats, sin encontrar algo más reciente que la charla que sostuvo con su madre en la mañana, una conversación tonta con Yoongi hace tres días y algunos chats sin responder de amigos lejanos, familiares y gente que Namjoon ni siquiera está interesado en responder. No hay nada más, al menos no algo que le gustaría encontrar...

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora