VII

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—Hola, hyung.

Jin percibe el olor del azúcar caramelizado en sus fosas nasales antes de darse la vuelta. Sus manos siguen sobre algunos libros que ha acomodado con cuidado en el casillero cuando se gira para observar al omega de cabello azul. 

En el proceso, no puede evitar fijarse en la camisa de cuello bajo que el otro lleva puesto. Es inconsciente, pero sus ojos se quedan un rato observando el cuello impecable de Taehyung, sus notorias clavículas y el tono cálido de su piel. No quiere sentirse molesto por ello, porque es una completa tontería, pero hay una voz repitiéndose en su cabeza con molestia.

«Un omega decente jamás tiene que tentar a los demás con su cuello descubierto. Hay otras maneras de suscitar el deseo, Jin».

Se siente terriblemente tonto porque Taehyung se ha dado cuenta de su mirada fija en él y lo último que desea es que se sienta incómodo con ello, así que Jin es disimulado cuando alza la mirada para darle una sonrisa amable al chico.

—Bonita camisa —menciona, fingiendo naturalidad.

El otro parece no notarlo, así que asiente con alegría. Al castaño le gustaría poder contagiarse de ella.

—¿Quieres ir a tomar algo? Me gustaría saber cómo te ha ido en la cafetería.

No le dice que no. Jin asiente con una sonrisa mientras se deja guiar por el omega a través de los pasillos de la universidad. Ellos no son exactamente amigos, pero el castaño está aliviado de contar con Taehyung, incluso si no es de un modo profundo o cercano. Consiguen sentarse en una mesa cerca a la ventana, con vista a una de las plazas de la universidad.

—¿Qué vas a pedir? —pregunta el peliazul, observando con detenimiento la vitrina a lo lejos de la cafetería.

—Oh, no —niega Jin con timidez—. Estoy bien.

—Yo invito —se apresura a decir Taehyung con una sonrisa—. Así que pide algo.

El mayor no lo conoce lo suficiente, pero sabe interpretar la mirada del otro, por lo que rechazarlo no es una opción. Al final termina pidiendo un granizado de mango y una pequeña porción de torta red velvet. Taehyung pide un latte y un cupcake de algo que desconoce.

Incluso si es algo pequeño, el mayor no puede evitar sentirse avergonzado por la compra, no obstante, la actitud y amabilidad del chico lo hace sentir cómodo, extrañamente cómodo. Entonces Jin se siente culpable de juzgarlo por una estúpida camisa y por mantener los prejuicios enseñados por su familia como si fuese alguna especie de verdad absoluta.

—Así que...—comienza a decir el chico—. Entonces, ¿cómo te ha estado yendo en tu trabajo como mesero?

Jin se niega a mencionar el modo en que ha bajado de peso o lo agotadores que son algunos turnos. Después de todo, fue gracias a Taehyung que obtuvo el puesto.

—Muy bien —responde amablemente—. En verdad agradezco mucho que me hayas comunicado de la vacante.

—No es nada —niega con la cabeza el chico y una sonrisa genuina curva los labios de Jin en medio del espacio. 

Incluso si sus últimos días han sido una completa mierda, hay alguien que está preocupado por él de alguna manera y él aprecia eso. Aprecia el modo en que a Taehyung no le importó gastar su dinero en él ni perder un poco de su tiempo para tener una conversación.

El aroma caramelizado sigue presente en medio de la charla y Jin se da cuenta que le gusta el olor de Taehyung. Es limpio y fresco. Todavía puro gracias a que no está marcado. El castaño aspira tranquilamente y se da cuenta que él no ha sentido la comodidad que está experimentando ante el olor de otro omega.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora