IX

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Observar el amplio espacio con muebles modernos y todo lo que otra persona amaría de estar en su lugar, solo lo hace sentir ajeno, extraño en su propio apartamento. En su opulento y enorme apartamento.

Namjoon observa por espacio de minutos las tazas de café sucias y arrumadas junto al lavado, esperando ser lavadas por él. Lo hará en algún momento, cuando no queden más para servir la bebida y se vea obligado a lavarlas. De todos modos, nadie está molesto por su pequeño desorden. No es como si tuviera compañía alguna dentro de su casa que le recuerde con constancia que debe ocuparse de mantener el lugar limpio o de lavar su colección de tazas de café.

Cuando piensa en lo mucho que le gustaría obtener un regaño ajeno respecto al tema, se siente irritado. Estúpidamente solo en el apartamento que ha logrado costear con su sueldo como docente universitario. No lo disfruta en lo absoluto. Es probable que el alfa halle felicidad en otro tipo de cosas. Cosas que no posee, al menos no en este momento.

Entonces el celular suena en algún lugar del comedor central y arrastra sus pies cansados enfundados en calcetines grises para tomar el aparato. El rubio no puede evitar tragar saliva cuando lee con atención, casi con sorpresa, la pantalla del celular. Duda en responder, pero  lo hace. Claro que lo hace.

Su corazón late más rápido bajo su pecho. Namjoon puede sentir el leve murmullo adentro, alentándolo, animándolo a obtener quién sabe qué rayos. El instinto burbujeando de manera casi perceptible, como un rumor débil y agotado dentro de su cuerpo.

—¿Si? —dice apenas. Su voz suena segura a través de la llamada. Siempre lo hace y es una ventaja que encuentra provechosa, terriblemente provechosa. Al menos en este tipo de situaciones.

—Pensé que querías saber de mi —menciona con un toque de diversión la otra voz. A Namjoon le gustaría cercenar para siempre el rumor que ha hecho presencia, pero eso implicaría acabar con su propia vida en el proceso. Así que él prefiere mantenerlo limitado, casi al borde de la muerte.

Sabe que seguir a su instinto jamás le ha traído cosas buenas.

—Así es —responde seriamente. Sus ojos viajan por la soledad del mueble frente a sus ojos. Hace meses que no se sienta en la mesa a tomar una comida. ¿Cuándo fue la última vez?

—Entonces... ¿Vas a preguntar cómo estoy?

—¿Cómo estás?

Al alfa le gustaría no estar reaccionando a la risa tranquila y risueña que se oye a través de la llamada.

—Estoy bien, Namjoon —responde amablemente. El rubio puede imaginar su cabello negro ondulado caer por sus hombros y el pequeño hoyuelo que se forma cerca de sus comisuras cuando sonríe. La imagen mental lo hace odiarse por espacio de segundos, pero en el fondo, hay una sensación de vacío revoloteando en su vientre. Le gustaría poder decir que no le pertenece, pero está allí, en contra de su racionalidad. No puede hacer mucho más que ignorarla y relegarla al fondo como siempre—. ¿Tú estás bien?

Namjoon se pregunta si su intención es sincera, si en verdad tienen interés por saber cómo se encuentra él.

—Estoy bien, Eun Soo —responde cauteloso—. La universidad sigue siendo la misma, ya sabes.

—Eso me alegra entonces.

El rubio quiere preguntarle muchas más cosas. Se muerde la lengua con fuerza cuando se da cuenta que él está a un paso de comenzar a hablar más de la cuenta, pero se calla. Se recuerda a si mismo que no es de ese modo que quiere que las cosas funcionen. Anhela poder tener completo control sobre sí mismo, aunque el rumor débil sigue allí como un amargo recordatorio de que no puede hacerlo.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora