El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)

XXVIII

El sol afuera lo hace refunfuñar por lo bajo y lo obliga a cambiar su suéter de cuello tortuga gris por un jersey vinotinto de algodón que es mucho más fresco. Sabe que es una locura ponerse más prendas con el clima del día, pero dejar su cuello descubierto no es una opción, así que se apresura en envolver una bufanda delgada sobre él, cubriendo en el proceso el parche de olor y las manchas purpúreas cubiertas. 

La vista que le devuelve el espejo no es de su total agrado, pero no puede hacer mayor cosa por cambiar las prendas que van a incomodarlo todo el día y lo harán sentir acalorado. Jin simplemente hace lo que puede con lo que tiene.

Con todo bajo control, el chico traga sus píldoras habituales, toma el maletín, sale del apartamento y emprende camino hacia la universidad. Hoy no tiene ninguna clase, pero quiere aprovechar algún espacio del campus para trabajar de manera más eficiente en sus pendientes. Quedarse en el apartamento y evitar morir de calor hubiera sido una excelente opción. Lo sabe. Sin embargo, el día de hoy no ha sido bueno. La repentina sensación de soledad y de estrechez lo invadió desde la mañana, achacó su ánimo e hizo del espacio algo incómodo, imposible de habitar. 

Lo obligó a huir de ahí y encontrar refugio en la universidad que, ahora que ha sido arribada, luce hermosa bajo los rayos del sol. La luminosidad aviva la vegetación, agudizando su color verde y haciéndole sentir nostalgia por los jardines de su casa. El único lugar en donde alguna vez fue feliz. En donde pudo disfrutar de los rayos del sol impactado sobre su piel limpia, tersa, sin mordida ni manchas. 

La evocación se acaba tan pronto como divisa los edificios y la tensión del ambiente lo inunda todo. Puede entenderlo, especialmente porque ellos están a pocas semanas de finalizar el semestre y cada quien está buscando como hacerlo del mejor modo. Jin también está preocupado por las entregas finales, su promedio y su estaía en la universidad. 

Sabe que mantener sus notas altas es lo único que posee para asegurar su permanencia allí. Contar con sus papás para pagar la mitad del semestre no es una opción y lo sabe. A pesar de que perfectamente podrían cubrirle una casa en la mejor zona de Seúl y costear todos sus gastos, ambos piensan que cargar con el costo de su apartamento y sus píldoras, es excesivo. Casi ofensivo.

Los pensamientos negativos lo persiguen hasta la facultad, lo inundan de dudas a través del camino que emprende hasta el baño. Una vez allí, el conjunto enmarañado de preocupaciones parece disolverse cuando es capaz de controlar su aspecto, de alisar los mechones de su cabello que se pegan a su frente y cerciorarse de que su ropa esté en donde debe estar. 

La concentración que le implica la tarea, no le permite percatarse de la presencia de alguien más, pero cuando se da cuenta, es demasiado tarde. 

—Es bueno ver que te esfuerzas por lucir medianamente mejor, pero no veo diferencia alguna.

La repentina voz que conoce gracias a la dolorosa familiaridad de la quele gustaría deshacerse, lo hace sentir asustado. No solo por el carácter abrupto de la presencia de quien la porta, sino por la soledad del espacio en el que se encuentran. Soledad que podría permitirle al otro hacer cosas que prefiere no imaginar. 

Jin no quiere problemas. Nunca los ha querido, realmente. Su cuerpo se siente intranquilo con la presencia de Jungkook, pero al mismo tiempo se esfuerza por manejar la situación de la manera adecuada. Por comprender que sin importar cuánto le haya costado alejarse del otro, este siempre va a hallar la manera de aparecer y desajustarlo como ahora, que su corazón desleal ha comenzado a latir de manera más rápida. La demanda triste que se aloja en su pecho, aflora en su contra y el omega se niega a dejarla salir, lucha por reprimirla lo mejor que puede, y se prepara para caminar hasta la puerta para abandonar el lugar. Sin embargo, esta vez el obstaculo no es él mismo, sino el alfa, que se ha interpuesto en su huida, impidiéndole el paso y haciéndole retroceder al fondo del baño.