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En aumento.

Seok Jin no puede encontrar una frase mejor que defina lo que está sucediendo ahora.

Sus ojos aún están hinchados por el sueño, pero se adaptan a la oscuridad del cuarto con rapidez. Allí solo está el aroma de avellanas y su respiración acompasada. Lo demás es silencio, uno cómodo, sin embargo. Sus pies se deslizan a través de la suavidad de la sábana para hallar las zonas frías de la cama que no ha tocado, más sus pensamientos se mantienen estáticos, girando en el mismo punto.

En torno a la misma persona.

Cuando se cerciora de la hora en su celular, encuentra que aún es temprano: a penas las 6:00 de la mañana. No debería estar despierto porque es un día de vacaciones, pero su cuerpo no le permite conciliar el sueño a pesar de ello. El deseo inherente a su constitución es el que lo obliga a hacer las mantas a un lado, ponerse de pie y calzar las pantuflas que están junto a la cama.

No se detiene a encender la luz, simplemente gira la manija de la puerta para salir al pasillo oscuro y silencioso del apartamento. Sus pasos se arrastran con sosiego hasta la puerta contigua, la que está cerrada y resguarda el sueño del alfa. Aún se siente inseguro frente al asunto, pero no tiene mucho que perder, incluso si son las 6:00 de la mañana y es demasiado temprano para molestar al rubio.

Sus dedos se envuelven sobre la chapa para girarla y abrir la puerta de la habitación, que no es oscura como la suya, porque un halo de luz azul débil entra por el pequeño espacio que hay entre las cortinas de la ventana. Sabe que no es accidental. Namjoon detesta la oscuridad completa, así que siempre deja encendida una lámpara o mueve la cortina para recibir algo de luz en la mañana.

Esta vez ha optado por la segunda opción.

La figura alargada permanece inmóvil cuando el chico se acerca hasta la cama para contemplar al alfa todavía dormido y con la boca ligeramente abierta. Su aspecto impasible lo hace sentir arrepentido, pero hay un impulso que emerge de alguna parte de su cuerpo y que lo anima a continuar con aquello que lo llevó a salir de su habitación.

La mano de Jin está tomando el borde de la colcha para levantarla, obteniendo una reacción por parte del otro, una bastante adormilada. Desde allí, puede notar que el ceño fruncido del hombre denota confusión ante la repentina corriente de frío que ha traído su acción. Pese a ello, el omega no le da tiempo de procesar el asunto cuando se acuesta a su lado, con los pies desnudos siendo cubiertos por la calidez de la cama y sus brazos hallando el torso de Namjoon en un abrazo.

—¿Qué sucede? —pregunta el alfa con la voz ronca.

Jin está esperando otro tipo de respuesta, es lo mínimo que merece por la invasión. No lo hace, el otro no lo rechaza cuando el chico consigue acomodarse entre sus brazos. El cuerpo ajeno cede ante su contacto físico y lo corresponde cuando sus manos se sitúan en la espalda de Jin, con algo que se asemeja mucho a la calma. Al menos no lo está sacando de la cama y es suficiente para que el omega planee quedarse allí por un poco más de tiempo.

—Nada —responde con simpleza. 

No funciona de ese modo. Jin sabe que "nada" es una palabra incoherente cuando la sitúa en su actual contexto, en lo que él otro no se ha cansado de suscitar en él en el último tiempo.

Su nariz está hallando la mandíbula de Namjoon, y más tarde, el espacio que hay entre el cuello del hombre y su hombro. El omega la frota suavemente sobre la zona, para finalmente enterrar su cara en la unión. Estar cerca a la glándula de olor siempre es reparador. La pureza del aroma del anís y los clavos de olor invadiendo sus fosas nasales es algo de lo que no planea cansarse.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora