XL

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La situación por la que ha tenido que pasar antes y la experiencia que le ha otorgado el desempeñarse como monitor, no lo hace sentir mejor. Jin siempre es un manojo de nervios e inseguridades cuando de presentarse frente a la clase se trata. Es una completa estupidez, pero no para el chico. 

No. 

No cuando arregló su ropa desde la noche anterior, tomándose un tiempo prudente para elegir con paciencia cada una de las prendas para su presentación. Cuando destinó casi dos horas para arreglárse, acomodar su cabello del modo en que le gusta y preparar su piel para lucir hidratado. 

No es cualquier cosa, incluso si el hombre de cabello rosa se ha encargado de insistirle que es demasiado, que luce elegante siempre. 

No es suficiente. Nunca lo es. 

Jin apenas si desayuna algo rápido, tomándose muchos más minutos de los necesarios para arreglar su aspecto frente al espejo cerca al recibidor. Peina de nuevo sus cabellos, acomodando los mechones castaños y rebeldes lejos de su frente. Repasa con cuidado el maquillaje de sus ojeras, con suaves golpes sobre la piel cansada y cubierta. 

Luce decente, sí. 

Podría ser mejor, lo sabe.

El chico revisa por quinta vez que la tela de su pantalón luzca lisa, mientras se cerciora de que el parche esté correctamente adherido a la piel de su cuello. Está mucho mejor. Al menos ya no sangra y Jin cree que la herida está comenzando a cicatrizar del modo apropiado.

Aplica hidrante sobre sus labios resecos como una última acción antes de salir del apartamento y emprender camino hasta la universidad. Está demasiado absorto en los pendientes del día para fijarse en la vibración que emite el bolsillo delantero de su pantalón.

Sin embargo, apenas consigue notarlo, se pone nervioso, ansioso. Incluso si en los últimos días este solo ha sonado para recibir llamandas del señor Jung o del señor Kim, Jin no puede evitar estar a la defensiva. 

Esta vez no se trata de ninguno de ellos. 

Sus ojos se posan con temor sobre la pantalla encendida para entender que la situación que ha estado evadiendo en los últimos días, sigue allí y no puede deshacerse de ella aunque quisiera. Junghyun sigue insistiendo por varios minutos mientras el chico contempla con una expresión que se aleja de la tranquilidad el celular que sigue vibrando sobre su mano.

Debe recordarse a sí mismo que tiene un compromiso, así que eso lo libra de enfrentar la realidad un poco. El celular sigue vibrando en el bolsillo durante el trayecto en el metro. Las personas cercanas a él parecen darse cuenta del ruido que emite el vibrato, pero no le importa. 

Jin trata de mantenerse estable, de volcar su nerviosismo en la presentación del curso intersemestral, no obstante, Junghyun no se rinde. Ni siquiera cuando está a punto de llegar a la universidad.

Su corazón laten con fuerza cuando sus emociones parecen querer desbordar su cuerpo todo el tiempo. Jin lucha fervientemente por controlarlas y hacerlas a un lado, mientras su lobo intranquilo se manifiesta bajo su pecho, con murmullos temerosos que le recuerdan que su situación es mucho peor ahora con los sucesos recientes. 

Porque sí, el omega sería demasiado ingenuo si pensara que la reciente mordida  y todo el asunto del lazo con Namjoon es un salvavidas. No lo es. Cuando intenta extraer algo positivo de la situación, el chico solo consigue sumirse mucho más en el desespero y en la ansiedad que le suscita su futuro.

Sus pasos son rápidos cuando logran conducirlo hasta la superficie de madera que custodia la oficina del señor Jung. Jin suspira para golpear suavemente y se arrepiente tan pronto como se da cuenta de que no fue al baño para revisar su aspecto. La voz del interior y la orden de consentimiento no le dan tiempo de considerar la opción de huir, así que se da ánimos, convenciéndose de que su situación personal y todo el asunto con Junghyun necesita ser dejado a un lado mientras esté inmerso en su ambiente laboral. 

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora