XXXVIII

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Namjoon está intentándolo.

En verdad lo está haciendo, pero la vista de la mordedura frente a sus ojos hace que las ganas de llorar crezcan y no quiere eso.

Lo menos que necesita Seok Jin en este momento es tener que comenzar a lidiar con emociones ajenas, con las suyas. Así que el hombre se esfuerza por mantenerse firme sobre el asiento. También lo hace por las miradas ajenas: por la de Hoseok, Yoongi y la del doctor que ha estado llevando el proceso del castaño desde que lo mordió.

Sus ojos no han mirado a otro lugar desde que el chico se desplomó en sus brazos. 

No puede apartar su mirada del omega, incluso si con ello comienza a tornarse invasivo ante los demás. No le importa. Namjoon ha permanecido alerta, atento ante cualquier reacción, cualquier movimiento del chico que aún permanece inconsciente sobre la cama del apartamento.

El hombre no necesita otra prueba para confirmarlo. Está allí y es real.

Seok Jin aún tiene la mordedura, permanece fresca entre la unión de su cuello y hombro, sangrando a pesar de los días que han transcurrido desde que fue realizada y acentuando con su color bermellón la irrefutabilidad de su existencia. Su crudeza lo marea, pero esto es solo apenas uno de los síntomas que está experimentando con su presencia. 

Namjoon también tiene jaqueca y esta se ha vuelto una constante en la última hora, junto con el de su pecho que parece haberse exacerbado ahora que está frente a Jin. 

El alfa oye al doctor repetir las recomendaciones que ha mencionado en los últimos minutos, pero él no es capaz de escuchar otra cosa que no sea la respiración calmada del omega. La respiración profunda y correcta. El castaño luce entero en medio de la cama y las frazadas blancas, con el rostro aún pálido y el cabello rebelde sobre la frente. A Namjoon le gustaría que permaneciera un poco más así, al menos antes de que el chico despierte y se de cuenta de lo que está sucediendo.

Teme por ello. Sus manos tiemblan sobre sus piernas cuando se detiene a pensar en lo cerca que está de enfrentarse a la situación real, con ambos siendo conscientes de su vínculo.

—Es importante que siga reposando como lo ha estado haciendo en los últimos días —menciona el doctor con firmeza,posando sus ojos sobre el omega en la cama—. Seok Jin aún está débil por la mordida y el abrupto cambio que representó para su lobo y su cuerpo. Es probable que esté mucho más sensible, por lo que es vital evitar que tenga emociones demasiado fuertes. Eso podría llevarlo a colapsar como hoy.

Sus palabras lo hacen sentir culpable. 

Lo hacen ser consciente de que la crisis del chico es su responsabilidad, lo sabe porque el doctor no ha dejado de mirarlo en los últimos minutos, como si quisiera que no olvidara que él fue el factor desencadenante de la situación del castaño.

No planea olvidarlo, de todas maneras. El alfa aún está luchando con la preocupación y la ansiedad que lo invaden cuando piensa en el estado de Seok Jin.

—Señor Min, señor Jung, ¿me permiten un tiempo a solas con el señor Kim? —pregunta el doctor. 

Namjoon los ve asentir con la cabeza antes de abandonar la habitación y dejarlos a solas, con la tensión en el ambiente escalando. Él sabe lo que sigue. Incluso si el hombre no le ha hecho un reproche directo por los deberes que debe cumplir como el alfa que mordió a Jin, el hombre se ha encargado de recordárselo de manera implícita, a través de la sutileza de sus palabras que han reiterado la repercusión que su ausencia tuvo en los primeros días de la mordida. 

—Namjoon —comienza a decir el hombre mientras guarda sus pertenencias en el maletín—. El señor Jung me puso al tanto de la situación de Seok Jin cuando usted estuvo fuera de la ciudad, así que sé que fue mordido mientras su vínculo anterior estaba en proceso de disolución. Espero que usted sea consciente de lo que eso implica.

El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora