A Jin le gustaría decir que está bien, que ha comido lo suficiente como para haber ganado peso y que no ha llorado en las noches temiendo el encuentro que finalmente lo lleve a su destino. No puede. Frente al espejo, el omega siente asco de lo que ve, de la fragilidad mental que refleja su cuerpo, ahora más delgado que la semana pasada. Las manchas purpúreas no desaparecen por mucho que ha rogado su absoluta disolución. No lo hacen, siguen allí para para apresarlo bajo el discurso constante de lo bueno y lo malo; de lo moral e inmoral; de lo que como omega no debió, pero hizo.
Repulsión. Rechazo.
El castaño limpia las lágrimas que empapan sus mejillas con rabia, mientras busca ropa limpia en la cómoda. Afuera, el sol parece comenzar a asomarse en el cielo, pero Jin está buscando una camisa extra para ponerse debajo de su suéter de cuello tortuga para llenar mejor la prenda.
No está contento con el resultado, porque es notorio que ha bajado de peso, pero no tiene tiempo para seguir torturándose a si mismo sobre su aspecto deplorable. El maquillaje está puesto sobre su piel mucho más cenicienta, así que el chico toma sus habituales pastillas y agarra sus pertenencias para salir del apartamento, dispuesto a seguir con la única cosa que aún lo mantiene con ganas reales de vivir: sus estudios.
De camino a la universidad, Jin reflexiona mientras está sentado en el articulado, rodeado de extraños y olores. Es consciente de lo nulo que resulta su empeño por estudiar cuando piensa en lo que le espera, pero el chico no puede desperdiciar la oportunidad de mantenerse medianamente incentivado por algo, incluso si eso no le va a servir de mayor cosa en el futuro.
Es una suerte que sus padres le permitieran seguir estudiando después de lo sucedido. Jin considera que ha sido el único acto de humanidad que han tenido con él desde que decidieron traerlo al mundo.
Aunque se siente cansado y el dolor de cabeza no lo abandona, la clase resulta interesante. El omega se esfuerza por tomar apuntes, aprender y hacer tantas preguntas como pueda frente a lo desconocido o lo poco claro. Se aferra con desespero a mantener su mente ocupada en lo que sea; en las clases, en sus tareas como monitor, en lo que sea que le implique un efímero olvido de su fragilidad y de la tristeza que siempre lo embarga al pensar en lo que los otros esperan de él.
Sin embargo, sus esfuerzos se ven saboteados cuando en frente del casillero, mientras hace repasos constantes de los deberes que debe cumplir en la semana y de los que son mucho más próximos, el olor de la menta llega a sus fosas nasales, anunciado un inevitable enfrentamiento. Y Jin no se siente lo suficientemente fuerte para soportar a Jungkook. No hoy.
—Luces horrible.
No necesita su anotación, la observación bastante clara de lo que es ahora. Al omega le basta con su autodesprecio diario como para tener que soportar el ajeno. Se muerde los labios con fuerza, mientras intenta desahogar sus impulsos en el orden que intenta darle a su casillero, pero el olor de la menta sigue allí, hostigándolo.
—Hace mucho no te veía —comienza a decir el alfa de nuevo, con la voz más grave—. Supongo que has estado ocupado pensando en cómo será tu vida cuando seas la futura puta de mi hermano. Por cierto, ¿qué se siente eso? ¿saber que solo eres bueno abriendo las piernas?
Jin siente el dolor que implica ser consciente de la verdad tras sus palabras, pero se niega a darle la cara incluso cuando las lágrimas están acumulándose en sus ojos. Es una estupidez. En otros días, el omega hubiese tolerado ofensas peores por parte del alfa. Sin embargo, la visita inesperada de su madre y el recordatorio constante de su futuro, lo han hecho mucho más vulnerable en los últimos días.
—Por favor, vete —susurra, pero su volumen de voz es lo suficientemente alto para que el otro pueda escucharlo.
—Quiero saberlo, Jin —insiste el chico, esta vez mucho más cerca del otro. Lo hace sentir incómodo, pequeño, maleable entre sus manos. Tal vez lo es. El castaño se ha sentido así en el último tiempo ante cada persona que lo rodea, como si pudieran hacer con él lo que les plazca, sin que eso implique un esfuerzo medianamente grande—. ¿Qué se siente saber que solo sirves para eso? que no vas a tener que esforzarte en lo absoluto para tenerlo todo.
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El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)
Fiksi PenggemarKim Seok Jin es un omega que ha aprendido a conformarse con aquello que le fue enseñado si con ello asegura el futuro que otros siempre han deseado. Sin embargo, le gustaría poder deshacerse de la pesadilla constante que representa habitar su cuerpo...