Anís y clavos de olor. En las sábanas y en la almohada.
Su nariz está aspirando profundamente la superficie acolchada sobre la que reposa su cabeza, antes de que sus ojos hinchados comiencen a abrirse con dificultad. El cuarto está oscuro y a sus párpados les cuesta acostumbrarse a estar abiertos. Duelen a través de la obvia irritación.
Aunque toda la habitación huele a Namjoon, el hombre no está allí cuando Jin extiende el brazo al otro lado del lecho y palpa la sábana fría. Está demasiado cansado para procesar que el alfa ya no está en la cama, pero luego de algunos segundos, el temor lo invade.
Es de mañana. Es otro día.
Las cosas siempre pueden cambiar en un día, al otro. No lo sabe.
Entonces el castaño se las arregla para salir de la comodidad de la cama, del olor del alfa impregnado en la almohada y en las sabanas, para estirarse y buscar el interruptor de luz. El cuarto de baño está adentro de la habitación, así que avanza hasta él para salpicarse un poco de agua en la cara y observarse a sí mismo a través del espejo.
Es desastroso.
Jin tiene la piel de la mejilla izquierda de un tono rojizo, con unas evidentes marcas lineales de los dedos de la mujer que todavían duelen. Por otra parte, sus ojos están hinchados y su nariz irritada, ambos del mismo tono sonrosado que lo hace lucir enfermo, extraño.
No quiere pensar en ello demasiado para evitar torturarse sobre lo mejor que podría lucir, así que el omega lava su cara con agua fría para desinflamar un poco los ojos y lucir más despierto. Cerca del lavado, vislumbra un cepillo de dientes de color azul que le recuerda que no se cepilló el día anterior. Jin lo observa con atención mientras resuelve tomar algo de crema dental en el dedo índice para lavarse la boca y evitar el aliento mañanero.
Afuera, cerca de la puerta de la habitación, hay ruidos de cosas moviéndose.
Cuando el chico asoma la cabeza a través del marco, percibe un olor diferente en el pasillo. Podría quedarse en la habitación para fingir que sigue dormido, pero su estómago cruje bajo su abdomen como un claro indicador de que tiene hambre
De todos, no puede quedarse allí para siempre. Sigue siendo un adulto y debe hacerse responsables de sus actos, sin importar lo poco que quiere hacerle frente al mundo. Con eso en mente, Jin avanza cada vez más lejos de la habitación para obtener un nuevo campo de visión.
La vista del hombre es, honestamente, una de las cosas más irreales que Jin ha visto jamás.
Namjoon está de espaldas, con el mismo pijama de ayer asentándose de un modo interesante en su espalda amplia. No es lo mejor de todo. El hombre se está moviendo ágilmente por la cocina, revolviendo algo en una sartén y buscando cosas en los estantes altos del lugar. Luce tranquilo, inmerso en su labor. Con una naturalidad que al omega le resulta satisfactoria.
No lo ha visto, pero Jin se queda contemplándolo algunos segundos antes de resolver que debe acercarse.
Ellos van a tener que encontrarse en algún momento. No es como que pueda evitarlo.
Es una suerte que el rubio esté dándose la vuelta antes que pueda emitir palabra alguna. Sus ojos no lucen crueles cuando lo ven. Al contrario, no hay nada allí más que amabilidad y alegría. Es el mismo hombre. La misma persona que ayer lo acogió en su casa y lo salvó de hundirse en el carácter traicionero de sus afectos.
Jin quiere ponerse a llorar cuando el hombre le sonríe sinceramente, con sus ojos achicándose a través de los lentes y su cabello rubio despeinado. Sus hoyuelos también están allí, en la piel que se hunde, en la zona que Jin besó anoche por un corto tiempo.
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El amor es el silencio más fino - Namjin (omegaverse)
FanfictionKim Seok Jin es un omega que ha aprendido a conformarse con aquello que le fue enseñado si con ello asegura el futuro que otros siempre han deseado. Sin embargo, le gustaría poder deshacerse de la pesadilla constante que representa habitar su cuerpo...