Capítulo 2

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Mateo

Cuando estábamos haciendo educación física, un señor vino y nos avisó sobre una reunión urgente al gimnasio, porque el director nos quería decir algo importante. En aquel entonces nos encontrábamos en la pista de fútbol, ya que nos prohibieron entrar al lugar indicado para la noticia urgente... Por eso cuando llegamos, solo había una clase y aún faltaban las otras. Yo me coloqué al lado de mi grupo de mejores amigos y de ahí empezaron a llegar las otras clases.

—Mateo, ¿Cuántas clases quedan?—Me pregunta uno de mis amigos.

—Creo que solamente una, porque ya hay bastante gente.—Le respondo mientras miro de reojo por detrás para ver si Oliver ya está encima del escenario.

—Gente, ¿Qué tal si jugamos a verdad o reto?—Propone un amigo.

—Vale —Le respondo.

—Como has sido el primero en responder... ¿Verdad o reto?

—¡Ay!... Pues elijo reto.

—Corre —Dice mi amigo, y yo no comprendo su reto.

—¿Qué? ¿Cómo?

—Te he dicho que corras

—Pero, ¿Ahora?

—Sí, te voy a pillar, así que corre en...

—No, espera —Grito

—5...4...3...

—Pero espera—No mes escucha, así que no tengo más remedio que aceptar su ridículo reto.

—2 ... 1... Ya—Me dice él con el pie preparado para correr a toda velocidad.

—¡No!—Grito mientras empiezo a correr. Cosas así de raras solo se les ocurren a mis amigos.

Y mientras corro esquivando a gente, logro distraerle, le pierdo de vista. Dejo de mirar hacia atrás y me doy la vuelta, pero cuando miro hacia delante, una persona de espaldas se encuentra justo a 1 metro de mí. No logro detenerme a tiempo y sin querer empujo a esa persona. Me doy cuenta de que es una chica. Ella se gira. No es muy alta, pero tampoco muy baja, es de estatura mediana, tiene el pelo recogido en una coleta alta de un tono marrón claro, me fijo en que también tiene algunas mechas de color rojo. Los ojos los tiene de un marrón muy claro. Creo que nunca vi antes a esta chica.

Ella está a punto de abrir la boca, pero yo me apresuro y digo:

—Oye, ¿Estás bien?

—Sí... supongo...—Le ofrezco mi mano para que ella se levante, ella la acepta.

—Perdón, ha sido sin querer—Intento disculparme con voz tímida

—No, estoy bien... tranquilo.

—No, no, en serio perdón, estaba distraído y pues...

—Tranquilo—Me interrumpe con voz suave—Está bien, yo también debería haber estado un poco más atenta.—Me dice mirando de reojo hacia otro lado.

—Oye...—Estoy a punto de decirle algo cuando de repente alguien pone sus manos encima de mis hombros.

—¡Atrapado!—Dice una voz. Y efectivamente, es mi amigo

—Vamos, ahora me toca a mí—Me dice él. Asiento.

—Voy—Le digo mientras me giro hacia la dirección de mis amigos, pero antes de continuar, ladeo la cabeza hacia la chica, hago un gesto con la mano y le digo:

—Adiós 

—Adiós—Me responde ella con una sonrisa.


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