AAAAAAA, estoy muy feliz. Acabamos de llegar a las 500 vistas. Muchas gracias:)
África
Nos dirigimos hacia Daisy. Ella está sentada en el suelo, con las manos tocando la tierra. Me duele verla así. Aunque no somos tan amigas, no me cae nada mal. Y no me gusta verla así.
Max se adelanta, y se sienta al lado de ella. Yo y Mateo hacemos lo mismo. La rodeamos. Yo me siento en frente de ella.
—¿Daisy...?—Voy a preguntarle algo, pero de pronto se balancea sobre mí, su cabeza se cae sobre mis rodillas, me abraza. Llora. Me sorprendo un poco, pero coloco mis manos sobre su cabeza.
—Ya no sé qué hacer...—Se le quiebra la voz, mientras llora—No aguanto más...No sé qué pensar...
—Si no sabes qué pesar, no lo hagas—Dice Mateo—En situaciones así es mejor no pensar nada. Solo desahógate. Te servirá mucho más que pensar. Te lo aseguro.
Ella levanta la cabeza lentamente, me mira, después a Mateo y finalmente a Max.
—Adelante Daisy. Puedes confiar en nosotros—Max le asegura para darle más confianza. Me mira a mí y yo le asiento con la cabeza. Su mirada baja al suelo.
—Yo...—Respira hondo—Me gusta el atletismo. Es mi pasión. En mi familia mis hermanas eran las mejores en todo, buenas notas, populares, guapas...Y yo era la nerd, a la que no le gustaba la moda y no salía de su casa. Por eso mis hermanas eran las favoritas de mis padres. En cambio, yo era la rara. Como se me daba muy bien correr decidí apuntarme en el equipo de atletismo de mi colegio. Y se me daba muy bien, era la mejor del club, tanto que un día mi entrenador les envió una carta a mis padres, explicándole que tenía un talento que muy pocos tenían y que me dejaran participar en un torneo contra muchas escuelas. Mis padres en vez de elogiarme y animarme a seguir, me castigaron y me regañaron, por no decirles que me apunte a tal cosa.
Ella levanta la vista, y vuelve a bajarla.
—Cometí, el peor error de mi vida. No les hice caso y fui a ese torneo falsificando las firmas de mis padres. Gané la competición con mi equipo, y no solo eso, sino que también gane la carrera final solista. Me dieron una medalla de oro junto a un trofeo. Estaba muy, muy feliz. Me sentía muy orgullosa de mí misma. Y pensé que tal vez si mis padres vieran mis premios y lo que hice me felicitarían y me dejarían participar en más torneos. Pero...
Veo que las lágrimas llegan en sus ojos.
—Cuando llegue a casa y les enseñe mis premios...—Comienza a llorar—Me encerraron a una habitación sin luz, y me pegaron. Mi padre cogió su citrón y lleno mis brazos de moratones....
—¿Pero....los moratones y cortes que tienes, son de ahora?—Pregunta seriamente Max.
—Sí...empecé a autolesionarme, como castigo por haberme escapado aquel día...Por una vez en mi vida se me dio bien hacer algo y eso...
Todos nos quedamos en silencio...
—¿Terminaste?—Pregunta Max. Ella asiente.
—Mira Daisy, si tus padres no te dan mérito. ¿Porque te castigas a ti misma? Es su problema, ellos no sabes lo buena persona que puedes llegar a ser. Y si yo fuera tú también me hubiese escapado. Es cierto que duele ser dejado atrás, pero no hay que rendirse.
—Max tiene razón, Daisy—Continúa Mateo—Yo te animo a que continúes con lo que te gusta. Cuando llegues a salir en televisión, compitiendo con los mejores atletas del mundo, ellos entenderán que no darte importancia fue su mayor error. Y eso es lo que tienes que hacer, practicar mucho más, para llegar a ser reconocida por todos. Además, si hablas de familia...Nosotros ya lo somos. Y no pienses que eres la única que lo pasa mal...mi madre....mi madre me abandonó cuando era muy pequeño....y mi padr...—Mateo no acaba de completar la palabra, desvía su mirada, y se tensa.
—Y a mi mejor amiga me traiciono. Todos tenemos problemas, pero sacarla las soluciones de ellos es lo que nos hace crecer como personas y pasar por nuevas experiencias—Hablo rápidamente para poder cubrir a Mateo.
Al fin ella sonríe. Eso es suficiente para nosotros. Yo y Mateo volvemos a nuestro trabajo de explorar. Ellos dos se quedan para buscar comida.
Se me hace incomodó caminar con Mateo sin poder hablar. Desde aquel momento, en el que iba a nombrar a su padre, se tensó mucho y no volvió a dirigir la palabra. La verdad es que me preocupa. Nunca vi el lado sensible de Mateo. Normalmente es él quien hace de un ambiente tenso a uno relajante y divertido. Y ahora él...
—Em...—Comienzo a decir para empezar alguna conversación, pero...
—Ah, por cierto, gracias por lo de antes—Ya sé de lo que habla...Pero no tiene que agradecerme.
—No tienes que agradecerme nada—Él no dice nada solo camina con la vista al suelo, esta muy serio. Me inquieta mucho verlo así. Seguimos caminando hasta que decido poner fin a este silencio. Le cojo del brazo bruscamente. Él me mira sorprendido—Oh vamos, ya basta de esto Mateo. ¿Qué pasa? Cuéntame.
—No me pasa nada—Dice desviado la mirada, intenta seguir otra vez, pero...
—¡Claro y yo un tomate ¿No?!—Espera. ¿Qué diablos acabo de decir?
—¿Un tomate?—Dice soltando una carcajada. Bueno al menos esta sonriendo.
—Sí, eso un tomate. Así que ahora este tomate rojo quiere saber lo que te ocurre
—África, no te llames a ti misma un tomate rojo, que suena muy mal—Dice con una sonrisa. ¡Ja! Vaya listo.
—No esquives mi pregunta Mateo. Hablo en serio
—Es que...—Dice mirando hacia otra parte...Ah, creo que ya sé porque no me lo está diciendo.
—No me lo quieres decir, porque no confías en mí del todo ¿Verdad? Crees que no soy capaz de ayudarte, ¿Cierto?—Aunque lo haya dicho yo, duele mucho.
—¿Qué?—Me mira—Claro que no África. ¿En quién confiaría más aparte de ti?
—¿Entonces?
—No quiero hablar de ese tema...No quiero volver a pensar en ello....No quiero volver a pasar por eso....—Lo dice bajando la vista lentamente.
—Pues...¿Qué tal si vamos a explorar esta gran selva, amigo pepino?—Intento no volver a hablar de ello, y también quiero que Mateo olvide de eso por ahora.
—¿Pepino?
—Claro, porque si yo soy el tomate tú eres le pepino—Sonríe.
—Si vas a poner un apodo, que sea normal—Ríe.
—Venga, dejamos de cháchara y vamos a ponernos en marcha
—Está bien, jefa
Los dos—los tres contando a Sombra, quien solo esta siguiéndonos— comenzamos a explorar zonas cercanas—en verdad, solo caminamos—.
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Estamos Solos
AdventureTodos alguna vez nos hemos sentido solos, un nudo enorme en nuestro interior, y un vacío que no para de hacernos daño. Alguna vez nos hemos preguntado; ¿Por qué nos sentimos así? ¿Por qué nos pasa esto a nosotros? ¿Cómo se puede curar?, miles y mile...