Capítulo 32

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África

Veo a Mateo aquí, delante de la cueva. No sé como reaccionar. Este chico está vivo. Estas palabras casi parecen mentira.

—¿Chicos? ¿Qué pasa? Soy yo Mateo—Es Axel el primero en correr hacia él y abrazarle. Y así le seguimos los de más. Parece sorprendido. Yo lloro. Y no soy la única. Axel también lo hace. Después de separarnos de ese abrazo. Él nos mira a todos.

—Idiota, pensábamos que estabas muerto—Digo yo, entre sollozos. Él sonríe.

—Eh, ¿Cómo que idiota?

—Sí, eso. Eres un completo idiota e imbécil—Dice Axel, Mateo le mira fijamente. Después su mirada cae en Ryan.

—Pero Mateo. ¿Cómo...?—Pregunta Ryan.

—Es una larga historia

—Pero escuchamos unos rugidos también—Dice Max con toda la razón.

—Ah, eso. Pues es mi puma—Dice como si fuera la cosa más normal del mundo. Se asoma hacia fuera—Sombra ven aquí—Llama y aparece una cría de un puma, es tricolor—Se llama Sombra. Me la encontré y ahora es mía.

—Qué bonito puma. Siempre he querido tocar uno. ¿Puedo tocarlo?—Pregunta Max acercándose.

—Pues claro—Ellos siguen hablando. Pero siento que necesito aire.

—Chicos, voy a salir—Digo, al mismo tiempo que voy saliendo de la cueva. Me siento en el tronco. 

Tiempo después escucho unos pasos, y sí, efectivamente es Mateo.

—África, ¿Podemos hablar?

—Sí—Digo al mismo tiempo que señalo un sitio en el tronco al lado mío con una mano. Él se sienta, también esta su "mascota", Sombra. Hay un silencio que decido romper.

—Mateo, yo...

—Lo siento

—¿Qué?

—Lo siento mucho, fui un cobarde. Un idiota

—No, ¿Pero qué dices?

—Al sacarte del agua, sentí miedo al ver que no despertabas, y mis piernas comenzaron a correr, no entendí la razón pero solo corrí, corrí y corrí. Hasta que de pronto escuché un rugido, me asusté mucho y me caí. Allí es donde perdí mi zapato, que al parecer Max pensó que un puma se me comió, y el zapato se quedó. Pero no fue así. Después de mi caída, me levanté de un sobresalto cuando escuché otra vez un rugido. Corrí otra vez, no me di cuenta de a donde iba, pero corrí. Y cuando me detuve, vi algo que no me espera encontrar. Era nuestro avión. Cuando entre allí dentro encontré a Sombra. Pasaron los días, y cada vez os echaba más de menos, y pensé que era hora de buscaros. Me arrepiento mucho por lo que te dije al subir las rocas. Lo siento mucho

—No, no Mateo. Nada de esto es culpa tuya. Es más, yo te debo disculpas. Fui muy idiota al no escucharte. No me di cuenta de que lo único que querías era protegerme

—Y... bueno, ahora allí dentro me han dicho que lo pasaste fatal por mi culpa. Lo siento...Te juró que...—Va a decir algo, pero lo interrumpo.

—Mateo, no te disculpes más, porfa vor. Es normal. Y...No soy la única que lo paso mal. Axel, también lo pasó fatal. Habla con él

—Por ahora estoy bien así con él—Yo asiento. Nos quedamos en silencio de nuevo.

—Mateo

—Dime

—Te he echado mucho de menos. Me alegro de que estés aquí—Él sonríe

—Por cierto. Felicidades

—Gracias. De veras qué has sido mi mejor regalo de cumpleaños, Te juró que nunca pensé que el hecho de que una persona este contigo en tu cumple fuera algo tan bonito—Él sonríe bajando la vista, se toca el pelo.

—Yo también estoy muy feliz de volver a estar con todos vosotros

—Y yo. Ah, por cierto..—Digo al acordarme de que tengo su cadena—Es tuya, ¿No?—Digo señalando, él levanta su mirada y la ve—Toma. La encontramos junto al zapato

—Sí. Pero quédatela

—Pero...

—Acéptala como si fuera un regalo de cumpleaños

Estuvimos hablando sobre más cosas. Le conté todo lo que llevaba tiempo queriendo decirle. Le expliqué todo sobre lo de Jade, le expliqué lo malo y lo bueno que nos pasó. 

Ahora mismo, diría que es la persona en la que más confió. Es como si lo conociera de toda la vida. Sé que da igual lo que le cuenta, siempre estará conmigo. Nunca me juzgará, me dará consejos.

Creo que más feliz no puedo estar ahora mismo.


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