África
Todos, cogidos de la mano, avanzamos hacia nuestra salida. Una emoción desconocida se apodera de mí, al ver que hay un señor al lado de la entrada, concretamente está dentro de una especie de tienda abierta.
Él, al escuchar ruido, levanta la cabeza, y parece muy sorprendido. Normal.
—Quedaos aquí un momento—Nos dice Ryan, antes de acercarse al hombre. Mateo, le sigue. Vemos como ellos dos le están hablando. Yo aprovecho para inspeccionar un poco el lugar. Justo delante hay una especie de río, y a la parte trasera de la tienda del señor, hay como una plaza, y por detrás se ven luces, que al parecer son de casas.
—Chicos, tengo buenas noticias—Dice Ryan al volver.
—Salir de la selva, ya es una noticia magnífica, no creo que puedas mejor mi humor, la verdad— Responde Ada, quien tiene toda la razón del mundo. Ryan sonríe.
—Le hemos dicho al señor que somos unos chicos que venimos de Medellín, la capital, y que hace unos días fuimos de acampada y no sabemos como volver a nuestra casa. Nos ha dicho que mañana por la mañana, cada día sale un bus de este pueblo que nos llevará a Doradal, una parte de este pueblo. De allí cogeremos otro bus que ese sí nos llevará a Medellín.
—Eso sí, es una noticia muy buena, pero ¿Por qué no le has dicho la verdad?—Pregunta Jade
—Bueno... Creo que es mejor así. Es más creíble
—Pero... Si el bus sale mañana, ¿dónde nos quedaremos ahora?—Pregunta Daisy
—¿Y los billetes? No tenemos dinero—Añade otra pregunta Axel. Pobre Ryan.
—Chicos, relajaos. Dormiremos en un albergue que hay cerca, y el bus que sale de aquí no tiene billete, ya que mucha gente viaje cada día para trabajar allí. Pero en el que sí tendremos que pagar será el siguiente que cojamos, pero ya veremos qué hacer cuando llegue el caso
—Pedazo de líder que eres, pero otra duda—Ryan pone los ojos en blanco, por el comentario de Max—¡Eh, tú! No me mires así de mal. Todos te han preguntado, y cuando me toca a mí pones una carita—Ryan se ríe.
—Dime ya, pesado—Max finge estar muy ofendido, llevándose la mano en el corazón
—El albergue ¿Es gratis?
—Al parecer no, pero el señor me ha dicho que es de un pariente suyo, y suponía que no teníamos nada, por eso podemos quedarnos sin problemas
—Qué majo el señor
Ryan, solo les pidió una habitación grande, para no molestar. Y al parecer no más llegar allí, dormimos como troncos, aunque fuera en el suelo. Pero antes comimos comida de la buena. Aunque fueron lentejas, me alegro de no comer más frutas del bosque, y sobre todo beber agua potable. Antes de dormir, todos nos duchamos con agua caliente, por fin, nos pusimos ropa limpia y nueva, que nos la dejaron los del albergue. Y mi venda también se cambió.
Axel, Mateo y Jade insistieron mucho para que fuera a ver al médico para saber sobre el estado de mi tobillo, pero yo les dije que en el próximo pueblo. Ya que de noche, en un pueblo desconocido...
AL DÍA SIGUIENTE
Los nervios que siento ahora no son normales. Ya es de día, hemos desayuno un vaso de leche con dos galletas, que para nosotros era el mejor desayuno posible.
—Creo que podemos marchar—Indica Ryan, y todos asentimos.
Por fin vamos a volver a nuestra casa. Creo que hasta que no vea a mi familia no podré creerlo. Salimos del albergue, con las maletas, y nos dirigimos de nuevo hacia la entrada de la selva, Ryan, de nuevo, va a hablar con el señor, mentiras que mi mirada se dirige hacia el bosque.
—En esta selva hemos estado un mes...—Mi voz sale de repente.
—Ya...—Me responde Jade.
Hacía mucho tiempo que no veía a personas, aparte de mi grupo, y la verdad que a pesar de ser un pueblo pequeño, hay bastante gente. Nuestro líder se acerca.
—El señor me ha dicho que por aquí pasará el bus, en menos de diez minutos
—Que bien—Dice Max—¿Y ya sabes como pagaremos los siguientes billetes?
—Bueno...
—Yo tengo dinero—Suelta Daisy, y todos nos giramos hacia ella.
—Daisy... No será ese dinero—Max se acerca a ella, pero no responde.
—¿Qué dinero?—Pregunta Jada
—¿Daisy, Max está hablado de ese dinero?—Pregunta Ada, y ella asiente—Ah, no, no vamos a utilizarlo—Daisy entiende que no nos estamos enterando de nada, por eso decide explicarse.
—Ya sabéis lo de mis padres... Pero una cosa no os la conté, y no fue porque no quieria, simplemente no tuve el valor de hacerlo, pero ahora lo tengo, el caso es que la única persona a la que le importaba era mi abuelo, él sí veía las diferencias de tratamiento que mis padres le daban a mis hermanas y a mí. Aun así, murió hace casi tres años, antes de que yo compitiera en los torneos. Bien, pues... Antes de irse, me dio una tarjeta de crédito, me dijo que estaba ahorrando dinero para mí y para que yo pudiera tener una vida mejor, en el futuro... Me dijo que no se lo contará a nadie... Y hasta ahora no he utilizado la tarjeta. No sé ni cuanto dinero hay, pero seguramente una cantidad bastante grande
—Oh... Creo que mejor recurrir a otro método—Dice Jade, y tiene toda la razón.
—No... Quiero utilizar la tarjeta, porque quiero aprovechar lo que mi abuelo me dejo, y qué mejor manera de hacerlo con mi familia
—Daisy...—Comienzo a decir.
—Chicos, lo quiero hacer
—Está bien
El bus llega más rápido de lo que esperaba, todos nos sentamos de dos en dos, y empezó a moverse el transporte. Lo cierto es que si había mucha gente que viajaba, y mucho, mejor dicho, todos nos observaban, pero los entiendo, en un pueblo pequeño, supongo que no estás acostumbrado a tener visitantes.
En menos de 20 minutos llegamos en el sitio. Nos informan que dentro de poco llegara el bus que nos llevará a la capital en unas 5 horas.
Un camino muy largo, pero para nosotros no, 5 horas no son nada comparando con lo que llevamos aguantado.
Daniel, Liam, Abby, mamá, papá...
Solo esperadme.
Llegaré pronto.
Eso espero.
ESTÁS LEYENDO
Estamos Solos
AdventureTodos alguna vez nos hemos sentido solos, un nudo enorme en nuestro interior, y un vacío que no para de hacernos daño. Alguna vez nos hemos preguntado; ¿Por qué nos sentimos así? ¿Por qué nos pasa esto a nosotros? ¿Cómo se puede curar?, miles y mile...