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Llevaban un par de horas hablando, conociendo a Sophia y tocando un poco.

Bill cantaba al mismo tiempo que Georg tocaba el bajo y Tom la guitarra, Gustav es más de batería, y en mitad de un parque es más complejo, pero se las arregló para aportar su toque.

Los ojos de Sophia viajaban por todos lados, estaba impresionada con lo bien que congeniaban en la música. Aún así, sus ojos estaban en Tom. Su ceño fruncido en lo que está concentrado. Muerde ligeramente aún con la mirada baja, tocando.

Sophia no puede evitar en fijarse en su piercing. Nunca le había parecido atractivo ese en concreto pero la forma en la que lo llevaba él, era distinta.

Tom sube la mirada y la clava en ella, quien le seguía mirando. Ambas quitan las miradas pero este la vuelve a posar en ella, fijándose en sus facciones.

Ella, al contrario, deja viajar su mirada por la zona. El sol brilla y da en las hojas de los árboles, haciendo que destellen. Sonríe débilmente y de repente, como si se tratase de una fuerza mayor, sus ojos se acaban posando en una figura que le da la espalda, a escasos metros.

Siente como un escalofrío le recorre la espalda y todos sus músculos se tensan. Sus ojos pegados a la espalda del chico. Bill, que tenía su ojo en ella, frunce el ceño en confusión.

- Soph, ¿estás bien? -esta no responde, aún congelada.

Tom, igual de confuso, deja a un lado la guitarra y se levanta dirigiéndose a su lado, intentando averiguar qué pasa. Mira en su misma dirección, aunque no consigue entender nada.

Bill hace lo mismo, pero cuando sigue la mirada de la rubia y descubre en quien está clavada, aprieta los labios en una delgada línea. Intuyó quien podía ser.

- Soph -susurra Bill, posando su mano en el hombro de esta- Vámonos.

Esta sigue sin responder, hasta que una lágrima comienza a caer por su mejilla.

Tom cada vez está más confuso, no sabe qué sucede y su corazón da un vuelco cuando ve la lagrima caer por su mejilla.

- Es él -susurra ella, Bill asiente y trata de levantarla. Ahora todos estaban de pie, recogiendo todo- Es él, Bill.

Tom vuelve a mirar en la dirección en la que mira ella. Es un chico, que ya no estaba de espaldas. Reía despreocupado junto a una morena.

Sophia coge la mano de Bill, apretándola fuerte. Bill mira sus manos cogidas, con pena. Podía ver lo mal que lo estaba pasando. Gustav y Georg entendían menos aún que Tom, quienes también miraban a Sophia con pena.

Un sentimiento de rabia se apoderó del de rastas, que inmediatamente y en un arrebato camina hacia el chico. Podía escuchar a Sophia llorar mientras le pedía que no fuese, todos intentaban pararle. No era capaz. Tenía que ir y a pesar de no saber lo que había pasado y por qué había reaccionado Sophia así, tenía que hacerlo.

- ¡Eh, tú! -el chico ahora mira confuso a Tom.

- ¿Quién eres? -pregunta este con burla, mirándolo con malos ojos.

- Eres un estúpido, un puto inútil -le empuja con rabia, haciendo que este se tambalee y apriete los puños con fuerza- Aléjate de Sophia.

Los ojos del chico viajan hasta Sophia a unos escasos metros atrás de ellos, llorando. Este sonríe y posa una mano en el hombro de Tom, con una sonrisa incrédula.

- No te merece la pena defenderla, es una puta -ahí fue cuando Tom perdió su cordura.

No pudo escuchar eso e ignorarlo. Lanzó un puño que aterrizó en la mejilla de este, haciéndole caer hacia un lado.

Sophia ahoga un grito y echa a correr hacia Tom. Gustav, Georg y Bill hacen lo mismo e intentan separarlos, ya que habían empezado una pelea que no parecía que fuese a acabar bien.

- ¡Tom, para! -solloza Sophia, quien tenía sus brazos en el de Tom, intentando separarlo, este la mira y de repente, esa rabia se había ido- Por favor.

Y para. Mucha gente se había parado a observar la pelea, provocando que hubiese atención. Era mejor irse, Gustav agarra a Sophia y la saca de allí, mientras que Bill, Tom y Georg corren de la escena en la misma dirección que Gustav y Sophia.

En un sitio más apartado, se reúnen y Sophia se encuentra furiosa.

- ¿Por qué haces eso? -solloza, Tom la mira apenado- Te podría haber matado a golpes.

Cierto era que el chico era mucho más alto y ancho que  Tom, había cierta desventaja.

- No lo sé -susurra- Sentía mucha.. -Sophia le interrumpe.

- Rabia -Tom asiente- Lo sé -suspira- Te podrías haber hecho mucho daño -susurra, ahora más tranquila, acercándose a Tom, quien tenía ahora un pequeño moretón en el pómulo- No hagas eso más.

- ¿Por qué estabas así entonces? -pregunta este. Sophia le mira por unos segundos antes de responder.

Todos le prestan atención, mientras se sentaban de nuevo pero esta vez en unos bancos.

- Se llama Gunter -su nombre se atraganta en su garganta- es mi ex novio.

Tom ahoga una exclamación de sorpresa, aunque era lo más probable.

- ¿Te ha hecho algo? -pregunta ahora Georg.

- Me.. -se le hace muy complicado decirlo, más teniendo en cuenta que los conocía de solo horas. Nunca había pensado que fuese a confesar eso a personas que son relativamente extraños- Me violó.

El mundo de Tom parecía derrumbarse a su alrededor. De repente recuerda la noche anterior, cuando la encontró en aquella plaza, sola y.. rota.

Mala noche, huh

Fueron las palabras de Tom esa noche. No imaginó ni por un segundo que eso era lo que había sucedido.

Bill, que ya lo sabía, aprieta sus labios aguantando el llanto. Era una persona muy sensible, y realmente nadie se merecía eso. Nadie.

Todos estaban en silencio, tratando de asimilar la información. Sophia miraba al suelo, llorando de nuevo. Las imagines de la noche anterior se repiten en su cabeza como una película y no parece parar. Mira su cuerpo, donde las manos de Gunter estuvieron en contra de su voluntad. Sentía suciedad, asco. Nunca pensó que algo así podía pasar, y luchaba tanto por seguir con su vida. No es tan simple, ya lo sabía.

- Lo siento mucho, Soph -susurra Gustav.

Ella asiente, ahora levantando su mirada hacia Tom. Ambos estaban pensando en la noche anterior cuando se conocieron. Ahora él sabía por que estaba allí sola, ahora lo sabía todo.

Este corre y la abraza. Tan fuerte que podía sentir su corazón latir tan rápido como una carrera de caballos. Sophia entierra su cabeza en el pecho de este, respirando su aroma y dejándose llevar por el dolor. Rompió a llorar todo lo fuerte que no había llorado desde que pasó. Todos les miraban, con pena.

Tom agarraba con su mano la parte trasera de la cabeza de esta, cerrando los ojos y dejándole saber a través de ese abrazo, que él estaba ahí para ella. Desde esa noche hasta que ella no quisiera más.

Él supo entonces que ya no se podía alejar de ella. Ya no podría ser capaz.

Ninguno lo pensó. Todos sabían que desde ese momento, lo que les unía era fuerte, incluyendo a Sophia. Ella era parte de ellos ahora.















es un poco intenso, pero así me gustan las historias! espero que os esté gustando!! seguiré escribiendo después!

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora