Estaban en casa de los hermanos jugando a videojuegos y tocando un poco los instrumentos, un tanto aburridos.
Bill y Georg lanzaban algún que otro grito a la televisión mientras jugaban, en cambio Gustav estaba entretenido con las baquetas, lo cual era una costumbre.
- ¡Otra cerveza! -grita Georg.
Todos se unen a él y deciden sacar 5 cervezas, para cada uno. Estaban frías, lo cual sentaba de maravilla en un día de verano como aquel.
Tom y Sophia se lanzaban miradas cómplices. Hace casi una semana que lo hicieron por primera vez y lo habían mantenido en secreto, ni siquiera Bill lo sabía. No era nada personal, pero preferían esperar a consolidar un poco la situación para contarlo. En público, tenían que fingir que eran solo amigos, por mucho que al resto les costara creerlo.
Esta llevaba unos pantalones cortos y dada la posición en la que estaba sentada en el sofá, sus piernas estaban más al descubierto. Tom no ignoró eso y relamió su labio inferior, jugando con el piercing en el labio.
Él sabía que Sophia adoraba cuando hacía eso, despertaba algo en ella. Ambos se miraban pero no decían nada, aunque con las miradas, no hacía falta.
- Tom, deja de mirar a Sophia así -espeta Bill, casi con disgusto- Pareces un baboso.
Ahora todos le miraban. Sophia ahoga una risa y mira en otra dirección, haciéndose la que no entendía.
- Es un baboso -comenta Georg, a lo que Gustav ríe.
- No -response Tom encogiéndose de hombros- La miraba porque tenía algo en el pelo.
- ¿Tengo algo? -Sophia jugaba a su juego, para despistar.
- Una cara fea -ríe Tom, a lo que Sophia responde levantando el dedo de en medio.
- Que te den -contesta esta, pero el de rastas la mira con las cejas ligeramente alzadas.
Eso es lo que él quería.
- Por cierto, Tom -habla Gustav- ¿Quién es la chica con la que no paras de escribirte siempre?
Todas las miradas volvían a estar en él, incluso la de Sophia. Sabía que era ella de quien hablaba, pero a ver qué respondía este.
- Nadie -contesta simplemente- Una con la que me veo para follar.
- Clásico de Tom -rueda los ojos Bill.
- Asqueroso -dice Sophia, fingiendo- Pobre chica.
Georg ríe y codea a Gustav, avisándole de que la conversación se volvería un partido de tenis entre Tom y Sophia. Bill los miraba atentos, dándose cuenta de que no tenían esa dinámica antes.
- Ya te gustaría ser ella -Tom mira directamente a Sophia mientras responde al comentario de la chica. Esta ríe y niega con una sonrisa.
- Ni en tus mejores sueños -contesta esta. Tom eleva una ceja y mira a otro lado, tomando un sorbo de su cerveza.
- Para de negarlo, Soph -respondía Tom incrédulo- Además, a ella le encanta.
Y tenía razón, le encantaba.
- Hay que tener estómago para estar contigo, Tom Kaulitz -el tono de voz de Sophia y la forma en la que le llamó por su nombre completo, hizo que este se relamiera los labios.
No iba a negar que aquello le había excitado un poco.
- Soph cada vez saca mas garras, Tom -ríe Georg.
ESTÁS LEYENDO
FATE || Tom Kaulitz
Любовные романыLo que une el destino es tan fuerte que, tomes el camino que tomes y vivas lo que vivas, siempre te encontrarás con él de nuevo.