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- Vale, mamá -sonríe levemente y cuelga la llamada- Me puedo quedar.

Todos sonríen y celebran. Sophia iba a quedarse a dormir en casa de Bill y Tom. Después de lo que había pasado en aquel parque, ninguno tenía corazón de dejarla sola.

Especialmente Tom.

No paraba de darle vueltas a sus palabras. Se repetían con cierto eco, retumbando en su cabeza. No lograba entender como una persona como ella podía pasar por algo así. O cualquiera, por esa razón. De repente la mira, se abraza a sí misma mientras hablaba con Bill, quien no la dejaba sola ni un solo segundo.

Ella, por otro lado, se sentía segura, acogida y mucho más tranquila. Ayer, intentar dormir fue todo una aventura por todos los recuerdos y flashbacks. Se quedó dormida exhausta por el llanto. Pero esta noche no seria igual, porque tenía cuatro nuevos amigos dispuestos a estar con ella.

- Gustav, ¡puerco! -estalla Georg levantándose del sofá de un golpe mientras ríe.

- ¡Oh no, Gustav! -exclama Bill de vuelta, sabiendo perfectamente lo que había pasado.

Sophia ríe pasando su mano de un lado a otro frente a su cara como ventilando debido al olor que había inundado el salón. Su mirada se posa en Tom, quien la miraba con una expresión seria, pero triste. Se acerca a él en lo que los demás ríen y bromean. Este la recibe con una sonrisa girada.

- ¿Cómo estás? -pregunta Sophia. Tom ríe ante su pregunta, dejándola confundida.

- Creo que soy yo quien debería preguntarte eso -responde este- Has sido muy valiente contándonos eso.

Sophia y Tom se miran a los ojos, esta sabe que en los ojos del rubio había verdad.

- No quiero que eso me defina -susurra- No quiero que eso pueda conmigo, solo quiero pasar página.

Las palabras de Sophia tenían sentido, pero él sentía mucha rabia. Sophia cada vez se volvía más especial para él, por algún motivo y no quería que sufriera.

Sophia le sonríe y sus ojos se achinan ligeramente, casi ocultándolos. Tom sonríe de vuelta y abre sus brazos, dejando ver que quería abrazarla. Estos se envuelven en un abrazo y ella deja su cabeza reposar en su pecho.

- Estos dos.. -susurra Georg mientras le da un ligero codazo a Bill.

- Sophia tiene muy reciente lo que pasó, no creo -susurra de vuelta el pelinegro, aún sabiendo que, conociendo a Tom, algo siente por ella.

- Dales tiempo -añade Gustav.

Ellos seguían abrazados hasta que Bill propuso ver una película y pasar el rato hasta que fuese hora de dormir, y así hicieron. Bromearon y rieron hasta que dieron las 2 de la mañana. Ya todos cansados decidieron subir escaleras arriba e ir a dormir.

- Uhm, ¿Tom? -este se gira y se encuentra con Sophia- ¿Dónde duermo?

-este no duda ni un segundo en contestar- Conmigo. En mi cama.

Sus palabras estremecieron a Sophia. No en el mal sentido, porque Tom le hacía sentir segura, pero la seguridad de sus palabras tuvo un efecto en ella.

- ¿Todo bien? -pregunta Tom, viendo que esta no había respondido.

- Sí, sí -sonríe levemente.

Realmente no tenía mas remedio, puesto que no había más sitio ya que Georg y Gustav también se quedaban allí.

Suben todos, Bill, Gustav y Georg se meten en el cuarto de Bill así dejando solos a Sophia y Tom, lo que casi parecía una trampa.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora