13

8.7K 491 66
                                    

Abre sus ojos con cierta dificultad, bastante confusa. Mira a su alrededor, hasta que su vista se ancla en el chico de rastas y gorra blanca, quien estaba en el pequeño sofá junto a la cama del hospital.

Estaba en el hospital, ahí es cuando se dio cuenta.

- Tom -susurra. Este se despierta de golpe y no tarda en incorporarse y acercarse a ella- Hola -sonríe débilmente.

- Soph -susurra este de vuelta, con los ojos algo rojos. Había llorado.

- ¿Qué pasa? -pregunta, aún confusa.

- Te encontramos tirada en el suelo -murmura, se notaba que le costaba hablar- Había gente a tu alrededor y habían llamado a una ambulancia, llegamos justo a tiempo de acompañarte.

- ¿En el suelo? -pregunta Sophia sin creérselo.

- El doctor tiene que volver ahora que has despertado -sonríe Tom, alejándose de ella para abrir la puerta de la habitación, dejando entrar a 3 chicos preocupados- Iré a por el doctor.

-Bill se acerca a ella, cogiendo su mano- Gracias a dios que estás bien -sonríe ampliamente.

- ¿Recuerdas algo? -interviene Gustav, quien también la miraba con pena.

- La verdad es que no mucho -gruñe esta con una mueca de incomodidad- Me duele la cabeza.

- Te diste fuerte al caer al suelo -explica Georg- Pero por suerte creen que no es nada.

El doctor entra en la habitación segundos más tarde y se acerca a la cama, haciendo que los chicos se hagan a un lado.

- Bien que has despertado, Sophia -sonríe el hombre, sujetando una especie de libreta- Presentas un cuadro de estrés muy severo, lo que ha provocado que por una sobrecarga, tu cuerpo se apague, básicamente.

Sophia no daba crédito, ¿un cuadro de estrés?

- Te diste un golpe, pero no ira a más de un simple bulto que tardará alrededor de una semana en irse, sin problema -le sonríe- Tu madre firmará en unos minutos para que te den el alta y puedas volver a casa.

Volver a casa. No.

- ¿Mi madre está aquí? -pregunta esta, a lo que el doctor asiente.

- Eres menor, tuvimos que llamar -explica el doctor, quien se disponía a salir de la habitación- Tus pertenencias está en la mesa a tu lado, puedes empezar a cambiarte.

El doctor sale de la habitación y Sophia aún no sabe qué decir. Tom la miraba con pena, al igual que los demás.

La puerta se abre de inmediato y la figura de su madre junto a la de su padre aparecen por la puerta. Tom siente su rabia ir de 0 a 100 en cuestión de unos instantes. Ahí estaba el hombre que tanto le había provocado a Sophia.

Aprieta sus puños y Bill lo nota tensarse a su lado. Este le mira y Tom entiende, tiene que tratar de controlarse, no quiere provocarle más estrés.

- Hija, menos mal que estás bien -comenta su madre, sentándose a los pies de la cama- Estábamos muy preocupados.

- Me da igual -espeta con dureza- Me voy -la rubia intenta salir de la cama, pero su padre lo evita- ¡No me toques!

- ¡No la toques! -interviene Tom, quien no pudo evitarlo.

- ¿Y tú quién coño eres? -pregunta el padre ahora mirándole de pies a cabeza- Niñato.

- No la toques -repite Tom ahora encarando al hombre.

-este se ríe en su cara- Patético.

- ¡Déjalo! -grita Sophia desde su cama.

El padre estudia a los dos y sonríe de lado, de forma diabólica casi.

- Con que la niña tiene novio -ríe el hombre- Vaya escoria.

La madre no quiso meterse, lo cual decepcionó mucho a Sophia, quien buscaba desesperadamente salir de allí.

- Vístete, nos vamos -susurra la madre antes de coger del brazo al hombre y salir por la puerta, cerrando tras ellos.

- Soph.. -susurra Bill acercándose a ella de nuevo, intentando evitar que llorase, lo cual parecía ser imposible.

- Sacadme de aquí -murmura- Vámonos.

- Te pueden pillar -explica Gustav, con preocupación.

- No si lo hacemos bien -susurra Sophia, ahora cogiendo su ropa- Giraos, que me quiero cambiar -dice sonrojada.

- ¿Eso también va por mi? -pregunta Tom con una sonrisa ladeada.

- También va por ti, estúpido -gruñe Bill, quien agarrando a Tom del brazo, hace que se gire y le de la espalda junto al resto.

Segundos después, Sophia estaba lista para irse de allí, ya tendría tiempo después de pensar qué hacer, por ahora, solo quería huir.

Salieron de la habitación y revisaron ambas direcciones, bueno fue ver que sus padres no estaban, habrían ido a por un café o algo de beber.

Corrieron hasta la puerta de salida, donde vieron a sus padres, hablando agitadamente. A Sophia le disgustaba dejar a su madre allí con él, pero no podía soportarlo. Tom llama su atención y vuelven a echar a correr dirección a casa de Tom.

Una vez allí y exhaustos, beben vasos de agua como si fuese cuestión de vida o muerte.

- Eso ha sido de película -ríe Gustav.

- De hecho -concuerda Georg, algo más tranquilo.

- ¿Estás bien? -pregunta Tom, acercándose a Sophia y abrazándola por los hombros.

- Mejor ahora -sonríe- Ehm, ¿Me podría quedar aquí unos días? Hasta que averigüe qué hacer

-Tom y Bill asienten casi frenéticamente- A nuestra madre no le importará -dicen casi al unísono.

- Eso ha dado miedo -susurra Gustav, Georg asiente.

- Gracias -susurra Sophia, sonriendo.

Su teléfono empezó a vibrar sin descanso, y todos sabían de quien se trataba. Miró la pantalla unos segundos y suspiró, con pesadez.

Decidió ahorrarse las llamadas, así que le puso un mensaje a su madre pidiéndola que le dejase en paz, que estaría unos días con sus amigos y que volvería a casa, esperando que ese hombre no estuviese.

Tras eso, la insistencia de la madre cedió. Supuso que su madre también la entendió, siempre la entiende, pero esta vez es diferente.

- Mi madre no me dejaría estar días fuera de casa ni aunque fuese el único remedio para salvar el mundo -bromea Georg, a lo que Sophia ríe.

- Nunca me he podido quejar a cuanto espacio para vivir se refiere, siempre me entiende -sonríe la rubia.

- ¡Roomies! -grita Bill, cogiendo la mano de Sophia y levantándola en el aire junto a la suya- Nada de hacer el sucio cuando esté yo cerca, no quiero oír a mi hermano.

- Solo eres un envidioso -espeta Tom, quien se lleva una mirada incrédula de su hermano.

- ¡No! Es solo que escucharte es repulsivo, eres mi hermano, y un cerdo -lo último que dijo Bill hizo reír a Sophia.

- ¿No me defiendes? -pregunta Tom mirándola, quien niega.

- Ha sido gracioso, no digo que sea verdad -se encoge de hombros y todos ríen ante la respuesta de Sophia.

Esto es lo que tendría los siguientes días, y le gustaba la idea.
















Hola! este capítulo es más corto, pero luego seguiré escribiendo, que ya me duelen un poco las manos jiji un besitou!! 💋

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora