El aeropuerto había empezado a llenarse, dado que, no era ningún misterio que la banda se encontraba allí. Varios guardias de seguridad tuvieron que acudir para evitar que los seguidores se abalanzasen sobre ellos, incluyendo a la chica, que iba junto a Tom mientras este la abrazaba por el hombro. Miles de flashes evitaban que pudieran ver con claridad mientras iban siendo guiados hacia la salida, a paso ligero y con gafas de sol, para evitar la mayor molestia.
- ¡Tom! ¡Sophia! -oían a estos gritar, intentando llamar la atención de la pareja.
El coche estaba a unos escasos metros, hasta que de repente, algo sale despedido de entre la gente, aterrizando en Sophia. Parecía un zapato, y le había dado justo en la cabeza, haciendo que esta lance un quejido y se lleve una mano a la cabeza, con una expresión de dolor. Unos reían, otros se sorprendieron y trataron de preguntar si la rubia estaba bien. Tom, que lo presenció todo, puso su mayor expresión de disgusto y negó con la cabeza, desapareciendo junto al resto dentro del coche.
- Lo siento -hablaba Tom, asegurándose de que esta estaba bien- ¿Estás bien?
- Sí -sonríe esta, amargamente- Supongo que es normal, Tom. Soy como una especie de amenaza -bromeaba, aunque este no se reía.
- Pero no está bien que hagan eso -explica, arrancando el coche y acelerando hacia la autovía, dejando de oír los gritos de los seguidores- Deberían respetarme y a la persona con la que decido estar.
- Pero muchas, son chicas que están enamoradas de ti y puede que les duela que hayas encontrado a alguien -trataba de explicar Sophia, con pena- Todas hemos sido así con alguien.
- ¿Tú también? -carcajeaba ahora Tom, desviando su mirada ligeramente hacia Sophia, quien sonreía culpable.
- Claro, ¿has visto Twilight? -este niega- Edward Cullen fue mi primer amor -carcajea ante el recuerdo- Mi madre estaba harta de escuchar el nombre de Robert Pattinson.
- ¿Robert Pattinson? -exclama Tom, sorprendido y haciendo que esta estalle en risas- Me ofendes.
- ¡Es atractivo! -defendía Sophia, haciendo que Tom elevase una ceja.
- Quizá deberías ir con él -sugirió este.
- No creo -sonríe- Desgraciadamente me he encariñado de alguien más.
- ¿Encariñado? -reía el de rastas, negando con la cabeza- No creo que te encariñases de mi cuando estás en la otra punta del mundo por mi.
- Oh, Tom -reía Sophia- You're so full of yourself.
- Having you by my side, how can't I be -respondió este en inglés, haciéndola sonrojar.
El camino hasta la residencia de los hermanos fue bastante largo, ya que la ciudad es bastante grande y se ubicaba un tanto alejada de todo lo céntrico. Una puerta negra se deslizaba, dejando paso a que el coche entrar por el pequeño camino que llevaba al garaje.
- Wow -dijo la rubia, sorprendida por el tamaño de la casa, elevando una ceja- Parecido a vuestra casa en Berlín.
- ¿Tú crees? -comentaba este, llevando las maletas de la chica- Vamos, Bill te espera.
Esta sonrió y prácticamente corrió hacia el interior, buscando al pelinegro desesperadamente, ya que en el aeropuerto, tuvieron que dividirse e ir en coches separados.
- ¡Soph! -exclama este desde la planta de arriba, bajando corriendo por las escaleras.
Se unen en un abrazo, dejando escapar un pequeño grito por parte de Sophia, viendo que sus pies ya no estaban en el suelo.
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FATE || Tom Kaulitz
RomanceLo que une el destino es tan fuerte que, tomes el camino que tomes y vivas lo que vivas, siempre te encontrarás con él de nuevo.