FATE || Tom Kaulitz

8

Aquella noche, era noche de concierto. Se estaban preparando para salir del hotel e ir hacia el lugar donde tendría lugar, para ensayar y asegurarse de que todo estaba listo para el evento, que sería en unas cuantas horas. Estaban en el ascensor y aún así, podían oír los gritos de las fans en la puerta, esperando a que salieran. Eso puso nerviosa a Sophia, que iba junto a ellos y sería expuesta al mundo, siendo el objetivo de miles de fotos. Estaba tensa y su mirada volaba por su propio cuerpo, ¿y si comentan sobre su ropa? ¿y su cuerpo? Es consciente de todo el odio que podría empezar a sentir la gente, solo por acompañar a los chicos. Tom, quien estaba a su lado, nota que algo no andaba bien y lentamente, entrelaza sus dedos con los de la rubia, apretando el agarre. Sophia mira hacia arriba, clavando sus ojos en los de Tom, quien le sonríe. Mucho mejor. Le había enviado un mensaje con aquella mirada; "Estoy contigo"

Ya estaban a punto de salir, haciendo que los gritos se intensificasen. Bill y los demás rodean a Sophia, dejándola dentro de una especie de círculo.

- No te preocupes, es cuestión de unos segundos -susurra Bill- Mira hacia abajo y no pares por mucho que te hablen.

Esta asiente, sintiendo como los cuatro chicos estaban preocupados. Ellos ya estaban algo acostumbrados a esa atención en cualquier lugar al que van, pero Sophia no había vivido algo así jamás, y le asustaba.

Tras respirar profundo, asiente y es cuando traspasan la gran puerta de cristal, cubriendo a la chica, quien estaba al lado de Tom. No se habían dado cuenta, pero seguían agarrados de las manos, y eso no pasó desapercibido por la prensa y las fans que rodeaban la puerta. Sintió los flashes de las cámaras, diferentes personas haciéndole preguntas a los chicos y una infinidad de chicas declarándoles su amor, entre otras cosas, ya que el hecho de que ella estuviera con los chicos, era objeto de preguntas.

"¿Quién es? ¿qué hace con ellos? ¿de dónde ha salido?"

Ya se había expuesto, pero el precio que estaba dispuesta a pagar por no volver a alejarse de quien antes de ser Tokio Hotel, fueron sus amigos.

Estaban en el coche, soltando el aire que habían retenido debido al estrés que acababan de someterse. Sophia miraba por la ventana tintada, viendo como múltiples chicas se abalanzaban sobre esta, intentando llamar la atención de los chicos.

- Creo que ha ido bien -suspira Bill.

- Definitivamente han visto eso -añade Gustav, señalando el todavía agarre de Tom y Sophia, quienes rápidamente se sueltan.

- Boy here we go -carcajea Georg- En unas horas, estará por todos lados.

- No pasa nada -susurra Sophia, sonriendo para quitarle importancia- A fin de cuentas, ya solo con estar con vosotros llamo la atención.

- Lo sentimos mucho -se lamenta Gustav.

- Sabía que esto podía pasar -se encoge de hombros la rubia- Simplemente, cabeza alta, sois mis amigos y no porque seáis un icono mundial voy a dejar de aparecer con vosotros.

- Es muy posible que las chicas sean algo.. perversas -comentaba Bill- Hemos visto mucho.

- Lo sé -suspira Sophia- Las entiendo.

El camino hacia el lugar fue entretenido, puesto que hablaron sobre cuál había sido el destino favorito del grupo durante el tour y las cosas más extrañas que les habían pasado desde que la gente los conoce a nivel mundial.

Poco después, llegaron y pudieron salir del vehículo de forma más tranquila, entrando rápidamente para evitar fotografías inoportunas. Ya dentro, se sintieron más libres.